Dos días antes de que se cometiera una presunta agresión sexual a una mujer e incendiaran una vivienda en Palma, un ladrón entró a robar en este mismo domicilio. Todos los indicios apuntan a que se trata de la misma persona. La Policía Nacional cuentan con un posible sospechoso de todos estos delitos tras recabar numerosos testimonios y visionar grabaciones de las cámaras de los comercios situados en las proximidades del inmueble donde se aglutinan los delitos.

Los investigadores del Grupo de Homicidios de la Policía Nacional han dado absoluta prioridad a este caso envuelto en un halo de misterio. Los expertos no descartan ninguna hipótesis, pero dan verosimilitud a la versión de la víctima.

Lo que en la mañana del martes se presentaba inicialmente como un incendio en la planta superior de un inmueble situado en la calle Capità Vila, a escasos metros de Pere Garau, dio un espectacular vuelco. La moradora de la vivienda salió corriendo, desnuda de cintura para abajo, y al llegar al portal se echó a llorar y pidió auxilio.

Desde el primer momento, la mujer, de unos 45 años, aseguró que acababa de sufrir una violación. El escenario con el que se toparon los investigadores en el interior de la vivienda era que el fuego había sido intencionado. Hasta cinco focos distintos se contabilizaron.

Asimismo, la víctima afirmó que el violador la había atado antes de incendiar la casa. Ella se había conseguido liberar de las ligaduras. Gracias a ello, pudo escapar y salvar su vida. Las llamas habían destrozado por completo el comedor y el dormitorio y el resto de la vivienda presentaba serios daños.

Los investigadores se percataron de que la versión de la mujer de que acababa de ser víctima de una agresión sexual era verosímil. Las huellas que presentaba en las muñecas era compatible con su relato de que se acababa de soltar de las ataduras. Todo apuntaba a que el presunto violador trató de acabar con su vida, la había maniatado e intentó borrar las huellas prendiendo fuego luego a la vivienda.

El ataque de pánico que sufrió también es un síntoma muy habitual entre las personas que acaban de sufrir una agresión sexual. De hecho, fue atendida en primera instancia en una ambulancia del Ib-salut y, a continuación, fue trasladada a Son Espases para ser sometida a una exploración ginecológica. También se activó el protocolo de violación para recabar todas las muestras que pudieran contribuir a identificar al delincuente.

"Le di una toalla para taparla"

"La vi bajar a la calle completamente desnuda de cintura para abajo y le di una toalla para que se cubriera", apuntó la dueña de un comercio situado en las proximidades del domicilio de la víctima. La dependienta desconocía entonces que la mujer podría haber sufrido una agresión sexual.

Numerosos testigos de este barrio palmesano definieron a la víctima como "una buena persona". Su afición a recoger gatos callejeros y a tenerlos en su domicilio era conocida por todos.

De hecho, hasta siete gatos fueron rescatados de entre las llamas de la vivienda. Algunos de estos animales habían resultado intoxicados al inhalar el humo, pero se recuperaron rápidamente después de que les administraran oxígeno.