Un año y medio después y tras un sinfín de pruebas, no hay una explicación clara de cómo murió Araceli Currás. Las indagaciones científicas han descartado, una tras otra, todas las hipótesis planteadas desde que el cadáver fue hallado en el patio de su casa en Montuïrihallado en el patio de su casa en Montuïri en mayo de 2016. No murió de forma violenta, tampoco fue envenenada, ni sufrió una sobredosis ni se suicidó con medicamentos. El forense, tras revisar de nuevo el caso y casi por descarte, apunta ahora a una dolencia cardiaca no detectada antes ni después del fallecimiento, aunque admite que no hay pruebas concluyentes para certificar esta posibilidad. El juzgado de instrucción de Manacor que investiga el caso decidirá en los próximos días si da carpetazo al asunto o pide nuevas diligencias.

Pese a la ausencia de indicios de criminalidad, en el caso existen todavía muchas incógnitas. Alguien se coló en la vivienda horas después del hallazgo del cadáver para hacer una hoguera con animales muertos y revolvió las cosas de la mujer, aparentemente en busca de documentos. Currás había mantenido enfrentamientos con varios vecinos que se quejaban de las molestias de sus animales. Algunos de estos conflictos acabaron en los tribunales.

Araceli Currás era una mujer peculiar. Vivía sola en una casa de campo de Montuïri sin luz ni agua corriente. Amante de los animales, acogía en su domicilio a numerosos perros y gatos abandonados. Tenía 56 años cuando una vecina encontró su cadáver tumbado en el patio de la vivienda encontró su cadáver tumbado en el patio de la vivienda el 1 de mayo de 2016.

La Guardia Civil examinó la escena. Las primeras pesquisas llevaron a los agentes a descartar que hubiera sido asesinada, ya que no el cadáver no presentaba signos evidentes de violencia. La autopsia situó la muerte unos tres días antes del hallazgo y tampoco reveló indicios de criminalidad. El forense practicó una prueba rápida que dio positivo en anfetaminas y en sus conclusiones iniciales apuntó a un suicidio por sobredosis de fármacosen sus conclusiones iniciales apuntó a un suicidio por sobredosis de fármacos. Para confirmarlo, remitió varias muestras al Instituto Nacional de Toxicología.

La hipótesis del suicidio no convenció a los dos hijos de la mujer. No cuadraba con su carácter y el macabro hallazgo realizado horas después en su vivienda aumentó sus sospechas. En el patio de la vivienda encontraron una hoguera de animales muertos y una escalera de mano colocada en la fachada para acceder a la primera planta. El interior de la casa estaba revuelto, como si alguien hubiera estado buscando algo. La mujer tenía guardados cientos de documentos, la mayoría sobre denuncias contra sus vecinos. Los hijos creían que alguien había matado a Araceli Currás y contrataron al letrado Pablo Alonso de Caso y la agencia de investigación Detectib para tratar de aclarar el caso.

El Instituto Nacional de Toxicología descartó la teoría del suicidio con medicamentos. En su análisis, mucho más sensible y específico, no se encontraron restos de anfetaminas y se llegó a la conclusión de que la prueba realizada por el médico forense había dado un falso positivo.

Los detectives elaboraron un extenso informe con sus pesquisas, en las que planteaba la posibilidad de que Currás fuera envenenada accidentalmente por otra persona. El investigador aseguraba que en la hoguera se quemaron varias ratas y un gato que habían mordisqueado el cadáver, aparentemente para eliminar pruebas del envenenamiento.

Según esta hipótesis, alguien había puesto una sustancia tóxica en las garrafas de agua que la mujer almacenaba en el exterior de la casa con el objetivo de matar así a los perros y gatos que molestaban al vecindario, y sin saber que Araceli Currás también bebía de ellas. La magistrada ordenó entonces nuevas pruebas a Toxicología en busca de plaguicidas o raticidas en el organismo de la mujer. No se encontraron restos de estas sustancias.Fallo cardiaco

El caso parecía estar un callejón sin salida. La jueza pidió al Instituto de Medicina Legal que volviera a examinar las pruebas y ampliara el informe de la autopsia. En este nuevo análisis, el médico forense apunta con reservas a una muerte natural.

El informe al que ha tenido acceso Diario de Mallorca recoge todas las posibilidades descartadas. El cadáver no presentaba signos de violencia y las pruebas realizadas en la sangre, la bilis y el contenido gástrico de la mujer han dado negativo en drogas de abusos, psicofármacos, alcohol, rodenticidas y plaguicidas.

El forense explica que los resultados de la autopsia "no son nada concluyentes". Ante la ausencia de otras evidencias, "lo único posible es que hubiese una patología que no dejó signos visibles". Según el especialista, la única causa de muerte compatible es una arritmia cardiaca que provocó una parada cardiorrespiratoria. "Estas muertes se pueden presentar bruscamente sin síntomas previos", concluye.

Este nuevo informe está ya en manos de la magistrada, que había ordenado mantener el cadáver en el Instituto de Medicina Legal hasta que se aclarase la causa del fallecimiento.