Víctor Baos, mallorquín residente en México desde hace cinco años, circulaba en coche por las afueras de la capital cuando la tierra empezó a temblar el pasado martes. "Al principio pensé que eran baches de la propia carretera. Me paré en un campo y empezó el caos. La ciudad se colapsó, no había teléfono, no te podías comunicar con nadie... Fueron cuatro horas de angustia", recuerda este palmesano, que destaca cómo el país se ha volcado para colaborar en las labores de rescate de las víctimas.

Baos trabaja en el sector de la construcción, vive a caballo entre Ciudad de México y Guadalajara, y tiene viviendas en ambas ciudades. "He vivido ya tres terremotos, pero ninguno como este. Estaba en el coche en Santa Fe, una parte muy moderna de la ciudad donde los edificios son muy nuevos. Tras el temblor todo era desconcierto. No había teléfono, no te podías comunicar con nadie. Conseguí caminar hasta un restaurante y vi en la tele el desastre. Entonces pude comunicar con mi trabajo. No se podía entrar en Ciudad de México, así que regresé a Guadalajara", explica el mallorquín desde esta ciudad, a 500 kilómetros de la capital y donde el seísmo no ha causado daños. "No sé como está mi casa en Ciudad de México, mañana voy a ver".

El isleño destaca cómo se ha movilizado la población para hacer frente a la catástrofe. "Todas las constructoras de la ciudad han cerrado las obras y han mandado a los obreros a trabajar" en las labores de desescombro. "Es increíble cómo se ha volcado la gente para ayudar. Han venido militares de muchos países", explica.

Mientras tanto, las actrices mallorquinas Marisol Ramírez y Asun Planas, junto a otros tres isleños y el resto de integrantes de la compañía de teatro La Lavandería, abandonaron Ciudad de México, donde les sorprendió el terremoto cuando preparaban el estreno de su obra Ella. "Dejamos la ciudad buscando una zona segura. Aquí hay réplicas pequeñas y mucha tristeza", contaba Ramírez anteanoche todavía desde la capital. "El tráfico es casi inexistente. Hay patrullas de trabajo y centros de ayuda y acopio. La solidaridad y la ayuda ciudadana es extraordinaria", afirmaba la actriz y periodista.

El grupo de mallorquines llegó horas después a San Miguel de Allende, a 270 kilómetros de la capital, tras decidir proseguir con la gira prevista. "Estamos mucho mejor, volviendo a nuestro ser. Tras la crisis inicial decidimos continuar", dijo Ramírez.