La Policía Nacional ha detenido al dueño y el encargado de siete restaurantes de Palma, Calvià y PalmaCalviàSon Servera por explotar en los últimos años a unos 250 trabajadores. Las víctimas, la mayoría inmigrantes acuciados por sus necesidades económicas, soportaban bajo amenazas jornadas de 12 horas, sin días libres ni vacaciones, por sueldos de apenas 800 euros mensuales. Alguno de los empleados de estos negocios llevaba cuatro años seguidos trabajando sin haber descansado un solo día. Los dos sospechosos, dos indios de 41 y 50 años, uno de ellos con nacionalidad española, fueron arrestados el pasado miércoles por delitos contra los derechos de los trabajadores y quedaron en libertad con cargos tras ser interrogados.

Los acusados estaban al frente de siete restaurantes de comida india y colombiana, cuatro de ellos en Palma -tres en Joan Miró y uno en s'Arenal-, dos en Palmanova (Calvià) y otro en Cala Bona (Son Servera). Las pesquisas, llevadas a cabo por la Unidad Contra las Redes de Inmigración (UCRIF) de la Policía Nacional, se iniciaron en agosto tras la denuncia de un empleado.

Los agentes encargados del caso comprobaron que por los negocios investigados habían pasado en los últimos cuatro años hasta 250 trabajadores, soportando condiciones laborales abusivas. Entre las empleados había inmigrantes de la India, Pakistán, Bangladesh, Colombia y algún español. Eran obligados a trabajar más de 12 horas al día, en ocasiones sin contrato laboral y por sueldos de entre 800 y 1.000 euros, sin pagas extraordinarias ni percibir la liquidación cuando dejaban el trabajo.

El empresario y su encargado se mostraban especialmente duros con los empleados indios, que eran sometidos a peores condiciones. Alguno de ellos llegó a estar cuatro años sin disfrutar de un solo día libre. De hecho, según la investigación, en cuanto los trabajadores asiáticos aprendían castellano, los españoles y colombianos eran despedidos por ser menos rentables para el negocio.

Los sospechosos se aprovechaban de la precaria situación de sus empleados, que por miedo a perder su única fuente de ingresos o por la necesidad de estar contratado para renovar su permiso de residencia, acataban estas condiciones abusivas. El propietario de los restaurantes no aplicaba ni respetaba el convenio de hostelería y amenazaba con el despido ante cualquier queja de sus empleados.

3.000 euros diarios

La explotación a la que sometía a las víctimas reportó grandes beneficios al empresario, que fue expandiendo paulatinamente su negocio y abriendo nuevos locales. Según la investigación policial, el restaurante situado en s'Arenal llegaba a facturar hasta 3.000 euros diarios.

Tras varias semanas de investigación, la Policía inspeccionó simultáneamente los siete negocios investigados. Algunos de los empleados ratificaron las condiciones irregulares que padecían y los agentes arrestaron al propietario de los establecimientos, un español nacido en la India de 50 años, y a su encargado, indio de 41, como presuntos autores de varios delitos contra los derechos de los trabajadores. Los dos quedaron en libertad con cargos tras ser interrogados en comisaría.