­Una pareja de mallorquines, que se encontraba de vacaciones estivales en Egipto, se salvó ayer del naufragio de un crucero de buceo en un incidente que se saldó sin heridos.

Francisca y Pedro llevaban casi una semana practicando buceo en un barco en la zona sur del Mar Rojo junto a otras siete personas, seis españoles más y un italiano.

Fue el último día, poco antes de iniciar su nueva jornada de buceo, cuando sucedió todo. Eran las 3.00 horas cuando empezaron a oír chasquidos en el barco. "Hemos oído un ruido extraño, pero como el barco era de madera y hacía muchos ruidos...", señala Corbacho.

Dos horas más tarde, cuando el grupo de turistas estaba durmiendo, algunos miembros de la tripulación les despertaron. "Cuando he puesto los pies en el suelo me llegaba el agua por las rodillas", recuerda angustiada.

Inmediatamente se levantaron y se dirigieron a la cubierta, donde pudieron observar cómo con "un motor de achicar agua" trataban de salvar la embarcación. "Parecía que el barco se iba a salvar, pero la máquina se rompió", asegura al señalar que la tripulación creyó, por un momento, que se iba a solucionar el problema.

A la deriva

Dada la situación, se pusieron los chalecos y subieron a los botes salvavidas, pero la situación se complicó cuando se rompió la cuerda que les sujetaba y quedaron a la deriva. "Nos han venido a buscar con una cuerda, todos nos agarramos para que el mar no nos arrastrara", comenta nerviosa. La mallorquina cuenta cómo les pusieron a buen recaudo en alta mar, "nos ataron a un arrecife y allí esperamos una hora y pico".

La espera llegó a su fin cuando, según cuenta, unos pescadores con una lancha acudieron en su busca y les llevaron a la costa, a la que llegaron sobre las 10.00 horas.

Fueron cinco angustiosas horas que terminaron con un feliz final, ya que no hubo ningún herido, "estamos todos sanos y salvos", comenta alegre la mallorquina. Cabe destacar, también, que el rescate en aguas egipcias fue completo, ya que pudieron recuperar todas sus pertenencias.