"Parece evidente que se produce una negligencia por parte de los profesores al elegir el punto de inicio de la actividad". El atestado de la Policía Local de Palma sobre el grave atropello que sufrió una alumna del colegio Madre Alberta el pasado 26 de abril cuando realizaba una prueba de orientación en los alrededores de la escuela es muy contundente. La menor falleció más de un mes después en el hospital de Son Espases, donde permaneció ingresada crítica en la UCI pediátrica.

El informe policial achaca a los docentes y al taxista que arrolló a la víctima de 14 años su responsabilidad en los hechos. Los especialistas concluyen que los dos profesores encargados de la actividad de orientación eligieron de forma errónea el lugar de inicio de la prueba, haciéndolo desde la acera contraria, "lo que generaba un riesgo potencial al tener que cruzar los alumnos la calzada de forma apresurada".

Además, una vez que tuvieron conocimiento de la existencia de un camión averiado estacionado en la zona donde empezaba la actividad, que impedía la visibilidad, los docentes no modificaron el lugar. La Policía Local también concluye que la víctima no recibió instrucciones previas sobre lo que tenía que hacer para cruzar la calzada. Los alumnos entrevistados por los agentes explicaron que fueron informados sobre cómo debían realizar la prueba de orientación, pero no de la forma en que debían cruzar la calle ni de cuál sería la orden concreta que lo indicaría. Este hecho puede llevar a equívoco, según la Policía.

El profesor que daba la salida a los menores probablemente no comprobó de forma correcta la situación del tráfico, indicando a la peatón que podía cruzar la calzada para iniciar el ejercicio, cuando realmente se estaba aproximando un vehículo.

Por otro lado, la Policía Local destaca que el taxista circulaba a una velocidad excesiva, por encima del límite máximo, y que debería haber moderado la marcha al conocer que había menores en la zona que realizaban algún tipo de actividad. Esta precaución debería haberse acentuado en el momento de perder completamente la visibilidad sobre ellos al acercarse al camión averiado.

La Policía Local recalca que la menor no eligió el lugar por el que cruzar la calle, sino que se le impuso y no era un paso de peatones. Además, era una actividad cronometrada, en la que la nota obtenida dependía del tiempo, por lo que los niños corrían.