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Entrevista

Josep Palouzié: "En la Administración de Palma hay muchos años de mala gestión, y eso favoreció la corrupción"

El jefe de la Policía Local de Palma apremia: es necesario crear una Escuela Balear de Policías Locales para hacer frente a las necesidades de unas plantillas que están envejecidas y mermadas

Josep Palouzié en su despacho del cuartel de Sant Ferran, en Palma. m. borrás

No son días tranquilos para el jefe de la Policía Local de Palma. Josep Palouzié recibe a Diario de Mallorca en su despacho justo después de una reunión de la junta local de seguridad, donde se han dirimido los reproches de la Policía Nacional por una supuesta injerencia de sus agentes en una investigación, y en medio de críticas por los recientes incidentes violentos en s'Arenal. Y mientras, él insiste: es urgente mejorar la plantilla de las policías locales de las islas para evitar graves problemas el año que viene.

-En un reciente artículo usted exponía la necesidad de crear una escuela de Policía Local de Balears. Explíqueme por qué es tan necesaria.

-Es del todo necesaria. En Balears tenemos unos 2.500 policías locales a los que hay que dar formación continuada, para promoción interna y especialización. Una formación de la que la mayoría de policías locales van muy escasas. Nosotros más o menos lo vamos solucionando a través de la escuela municipal de formación, pero la mayoría de municipios de las Balears no disponen de esta posibilidad. Ahora se ha hecho un encargo de los ayuntamientos de Llucmajor, Calvià y Palma para que hagan las prácticas unos 400 agentes interinos. Sin una estructura previa, asumirlo será complicado, pero es que nos enfrentamos a un grave problema. En breve se aprobará una ley que bajará la edad de jubilación de los policías locales a 60 años o a 59 años si tienen 35 de servicio. Eso significa que en 2018 se producirá la salida de unos doscientos o trescientos policías.

-¿Quiere decir que en un año se van a jubilar entre doscientos y trescientos policías?

-Es un cálculo aproximado, pero sí, ese sería el total en todas las policías locales de Balears. En Palma afectará a unos sesenta. Vienen unos años en los que la necesidad de formación va a ser imperiosa. Y si no hemos conseguido meter esta necesidad en la agenda política y si no somos conscientes que de aquí a unos meses vamos a tener que formar a muchas personas y no tenemos los medios, ni de profesorado ni de infraestructura, será muy difícil de asumir. "Con la rebaja de la edad de jubilación de los policías locales, en 2018 saldrán entre 200 y 300 agentes"

-¿Qué recepción ha tenido su propuesta?

-Bueno, he hablado con el director general de Emergencias, Pere Perelló, y el director de la Escola Balear de l'Administració Pública (EBAP), Jaime Tovar, y los dos son conscientes del problema y comparten en gran parte mi preocupación. Los técnicos sabemos que al fnal vamos a tener que esprintar, como pasa siempre, por un tema que era previsible y con el que nos teníamos que haber puesto las pilas hace tiempo.

-Usted ha mencionado que la plantilla de la Policía Local está muy envejecida. ¿Cuál es su media de edad?

-Estamos unos 49-50 años. Es una media muy alta. Esto nos provoca que hay una parte muy importante de la plantilla que está en segunda actividad, que ya no realiza determinado tipo de trabajo, y otros que están prejubilados. Porque a partir de los 60 años y con 35 años de servicio puedes pedir la segunda actividad sin destino. Eso significa que pierdes determinados complementos pero a cambio te vas a tu casa. Entonces, si contamos una plantilla envejecida, con una parte limitada por problemas físicos, otros con condiciones especiales por conciliación familiar y otros prejubilados, te encuentras que esa cifra de 2.500 policías locales de Balears se reduce en niveles muy importantes.

-Eso, para atender a una población que se multiplica en verano.

-Exacto. Con esa plantilla limitada tenemos que asumir el incremento de servicios que se genera con la temporada alta turística. A diferencia de otros cuerpos, nosotros no podemos pedir refuerzos de otras provincias.

-Y se encuentran con un problema añadido. La Policía Local se ha visto muy tocada por las investigaciones de corrupción. ¿Cómo ha afectado esto a la moral de los policías?

-Muchos de los policías están todavía tratando de superar el shock que supuso descubrir que había estas graves conductas dentro del cuerpo. Pero la situación se ha estabilizado bastante en los últimos tiempos. No ha habido nuevas imputaciones y todo el mundo sabe ya cuáles son las dimensiones del problema. Lo que imagino que todos desean es que el proceso se abra de una vez, que se pongan las cartas sobre la mesa. Porque la crisis generada no se superará hasta que se cierre el proceso y que la sentencia determine claramente quién ha hecho qué. Pero a pesar de esa incertidumbre, los policías siguen haciendo su trabajo en situaciones a veces complicadas.

-Fue sorprendente sobre todo descubrir el alcance de las prácticas corruptas. Visto con perspectiva, ¿qué cree que falló para que se extendiera tanto?

-Bueno, lo que es evidente es que fallaron los mecanismos de control, porque estas actividades se deberían haber detectado antes. Yo estoy convencido de que se debió a un cúmulo de circunstancias. Hay corruptos, hay corruptores, hay desgobierno en la estructura policial...

-¿Cree que había mucha gente que miraba hacia otro lado? ¿Que no participaba en las prácticas corruptas, pero tampoco las denunciaban para no meterse en líos?

-Sí, podía darse esa situación, pero esto también se produce por algo. Aquí, en un momento determinado, a partir de 2012, se apuesta de manera decidida por unos sistemas de promoción interna en precario. No se convocan plazas en propiedad, sino que se establece un sistema de ascender a determinados puestos de responsabilidad mediante comisiones de servicio. Y eso produce una cierta indefensión del funcionario. Cuando uno sabe que está en precario, y que igual que le han nombrado, mañana lo pueden retirar, eso hace que sea mucho más prudente. "Hay unos 2.500 policías locales en Balears que no tienen posibilidad de una formación continuada"

-Se premiaba más la lealtad política que la profesionalidad?

-Yo eso no tengo elementos para decirlo, no lo sé. Lo que sí puedo afirmar es que en un cuerpo jerarquizado como es la Policía, el hecho de que una parte importante de los mandos no tuviera consolidada su plaza hace que se retraigan en determinadas situaciones.

-¿Y cree que esto influyó en la extensión de la corrupción?

-Influyeron muchas cosas. Ha habido corruptos y corruptores, y han fallado los sistemas de control. El proceso administrativo era bastante caótico y propiciaba, no solo que alguien se aprovechara, sino que el sistema no funcionara. Cuando la Administración es incapaz de asumir toda la actividad inspectora que hace la Policía y que centenares, por no cedir miles, de expedientes sancionadores se queden sin tramitar... A río revuelto, ganancia de pescadores.

-O sea, que había también mucha ineficacia de la Administración.

-Esa es otra tarea que nosotros hemos realizado también. Averiguar qué parte del problema es de mala gestión y qué parte es de corrupción. Y hemos descubierto que la parte más importante era de mala gestión. La cantidad de miles y miles de euros que se han perdido de infracciones administrativas durante estos años ha sido enorme.

-Es algo que va emparejado, la corrupción conlleva una mala gestión.

-Yo creo que es al revés. Que la mala gestión genera corrupción. Cuando todo está muy controlado, cuando el proceso está muy protocolarizado, es difícil ser corrupto. En el momento en que los papeles se pierden, que todo acaba en montañas de papel que caducan... Entonces es mucho más fácil ser corrupto. "Muchos mandos de la Policía no tenían consolidada su plaza y fueron demasiado prudentes"

-Esta deriva se produce en un proceso de muchos años. No todo se genera en 2012.

-Desde luego, hay una incapacidad manifiesta por parte de la Administración municipal en este caso para tramitar todo el volumen de infracciones administrativas que se detectan. No hay capacidad.

-¿Hasta cuando nos remontamos?

-Estamos hablando de tiempo inmemorial y casi me atrevería a decir que hasta el día de hoy. Los departamentos están como están y falta personal en todos sitios. Además desde 2012 se nos aplicó a todas las administraciones una reducción de puestos de trabajo por la famosa Ley Montoro para la reducción del gasto público. Esto ha ido debilitando la Administración, que ha perdido capacidad de resolución.

-¿Es solo un problema de personal?

-No, los técnicos nos encontramos muchas veces con falta de herramientas para solucionar los problemas. En los casos de infracciones de ordenanzas cívicas, a los nacionales nos tienen controlados, porque si no pagas la denuncia termina yendo a Hacienda y te la cobran a través de la declaración de la renta. Pero si es un extranjero, esto no se da.

-Y este es uno de los grandes problemas que tenemos aquí, que muchos infractores extranjeros quedan impunes.

-Claro. Tú pillas a un extranjero realizando una infracción de una norma administrativa y le impones una sanción. Y en el mejor de los casos, si el sistema no falla, que falla bastante, se la notificarán en su domicilio, en Hamburgo o donde sea. Y ese señor pagará la denuncia si quiere, porque no tiene ninguna obligación ni ninguna repercusión con la Hacienda alemana. El efecto que pretende tener la sanción, que es reconducir ese comportamiento, no se da.

-Y si esta gente al final es consciente de que no se le puede hacer nada, supone un terreno abonado para esas conductas incívicas.

-Yo creo que la gente no hace las cosas porque sea consciente de que no le va a pasar nada. La gente hace las cosas porque les gusta. En el momento en el que llegamos nosotros y ponemos una sanción, y esa sanción es efectiva, ahí sí podríamos corregir esas conductas. Pero ahora eso no funciona.

-Y esto se debe a una falta de voluntad política de los países de origen.

-Los problemas sociales no los soluciona la Policía. En muchos casos es una cuestión de educación. La Policía somos como los bomberos, cuando hay un fuego vamos a apagarlo. Pero encima, por seguir el símil, aquí es que no tenemos mangueras. Tenemos pocas herramientas. Por mucho que instruyamos un procedimiento sancionador, al final el resultado es el que es, y es muy difícil reconducir estas actitudes.

-Los vecinos y comerciantes de s'Arenal se quejan, además que la situaciones cada vez más conflictiva, de que la presencia policial es escasa.

-Hablar de percepciones siempre es complicado. Los datos que manejamos nosotros, datos objetivos de llamadas e incidentes, no nos dan esa percepción. Tenemos dos periodos diferentes en la zona. Uno a finales de junio con la llegada masiva de jóvenes para celebrar el fin de curso. Ahí tuvimos algún incidente de trascendencia. Desde mediados de julio tenemos otro tipo de turismo, más adulto. Pero insisto, los datos que manejamos nosotros no reflejan ningún incremento de la conflictividad. La cantidad de requerimientos del 112 se sitúa en el mismo nivel que el año pasado.

-¿Y considera que la dotación de personal que tiene asignada en la zona es suficiente?

-Nunca es suficiente. Todos queremos tener mejores dotaciones, pero, como le decía antes, tenemos los recursos que tenemos. Es algo sobre lo que el Govern balear tendría que reflexionar también, porque el problema no afecta solo a Palma. Todos los municipios que recibimos tanta cantidad de turistas no tenemos manera de aumentar efectivos en verano si no es aumentando la jornada laboral. Y eso, el año que viene se complicara todavía más. "Nos faltan herramientas para sancionar a los extranjeros que tienen conductas incívicas"

-¿Tienen previsto algún plan especial para hacer frente al verano que viene?

-Tendremos que tener mucha imaginación para el 2018. Si no cambian las reglas del juego, si no se establece alguna fórmula de apoyo a las policías locales, vamos a tener que tirar mucho de inventiva. Igual tenemos que tirar de algo como vigilantes de playa, gente que como mínimo nos avise, algo tendremos que inventar. Porque hacer más de lo que estamos haciendo va a ser complicado.

-O sea, que puede ser todavía peor que este verano. Si sigue la tendencia, tendremos de nuevo una avalancha de turistas, con gente muy conflictiva, y una plantilla que usted ha descrito como envejecida y mermada.

-Sí, ese es el diagnóstico.

-Un panorama preocupante.

-Claro, pero los primeros que deben preocuparse son los poderes públicos. Si no hay conciencia de que hay una necesidad de formación, si no dedicamos recursos suficientes, si no hay conciencia de que el año que viene la Policía vamos a tener menos medios para atender a tantos visitantes, si no nos dan herramientas... pues estamos como estamos.

-Gran parte del problema deriva del tipo de turismo que va a la zona.

-Hay que decir que la situación de s'Arenal se magnifica mucho. No es cierto que todo s'Arenal esté tomado por los incívicos. Este problema se localiza en dos o tres puntos concretos, donde hay determinados locales que facilitan este tipo de turismo. Y hay una voluntad decidida de empresarios de hostelería de cambiar este tipo de turismo. Porque si no erradicamos este tipo de negocios, difícilmente tendremos otro tipo de turismo. Si ofreces un viaje y una estancia de una semana a Palma por 200 euros, pues viene el que viene.

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