"Conformarse es un fallo que se paga con la ilusión". Esta frase la repetía como un mantra Miquel Blanch, auténtica leyenda del parapente en Mallorca.

Hombre-pájaro o voltor negre son algunos de los calificativos con los que en los últimos días los aficionados al parapente se han despedido de Miquel Blanch en las redes sociales. ¿Pero es tan peligroso el parapente?. Con la muerte de Blanch se elevan a siete los fallecidos en los últimos años en Balears, un total de seis perdieron la vida en Mallorca y uno más en Eivissa, mientras practicaban esta disciplina deportiva. Además 19 personas han resultado heridas, la mayoría de carácter grave, y tres quedaron ilesas en los 23 accidentes de este tipo.

El accidente más grave, sin duda, ocurrió el 3 de julio de 2011 en la Playa de Palma. Madre e hija, ambas de nacionalidad portuguesa, volaban en un parapente enganchado a una motora. Un fuerte vendaval rompió la cuerda que las unía a la embarcación y el paracaídas se estrelló contra una palmera. La progenitora, de 55 años, murió en el acto y la joven, de 20, quedó parapléjica.

Después de un curso intensivo de unos diez días de duración, a una persona se la considera apta para practicar parapente. Unas 60 están inscritas en la Federación Balear de Deportes Aéreos.

"Hay que saber dónde está el límite", enfatiza Marcos Forján, presidente de la comisión técnica de la Federación. También es imprescindible contar con un paracaídas adicional por si surge algún problema.

"No es un deporte de riesgo"

Forján subraya que el parapente "no es un deporte de riesgo. Depende de dónde pongas el límite". En este sentido, este experto insiste en la baja siniestralidad entre los practicantes noveles.

De una opinión parecida es Francisco Igualada, presidente del club Vol Lliure. "Es de los deportes aéreos más seguros para despegar y aterrizar, tienen un radio de giro muy pequeño y se dirigen adonde quieren", abunda.

Entre los practicantes habría que establecer una drástica diferenciación: los neófitos y aquellos de nivel avanzado. Entre los primeros, apenas hay accidentes si siguen las indicaciones del instructor. Entre los segundos, es donde se plantean más complicaciones. "El vuelo libre, buscando la corriente térmica, solo es apto para los ya iniciados", resalta.

Ahora, uno de los interrogantes en los que se encuentran enfrascados los más expertos y veteranos practicantes de parapente es tratar de averiguar cómo pudo sufrir Miquel Blanch el fatal accidente. "Ese recorrido lo había hecho mil veces", coinciden en señalar.

"Lo que ha pasado es un cúmulo de factores negativos y un mal golpe en el cuerpo", apunta Marcos Forján. "Miquel buscaba el límite, siempre quería ir más lejos. No para que le dijeran que era el mejor. Llevaba un pájaro dentro y nadie le podía seguir", destaca.

De idéntica opinión es Francisco Igualada. "No era bueno. Era mejor. Hacía lo que quería en el aire. Lo sabía todo", señala. De hecho, recuerda cómo con su parapente dejó atrás sin problemas a alas delta, en teoría mucho más veloces.

Igualada aventura que Blanch pudo adentrarse en lo que se conoce como "un rotor", un viento cruzado que le hizo perder el control por completo del parapente. "Siempre hay varias causas, no solo una", apostilla este experto.

Por su parte, la Guardia Civil ha abierto una investigación para determinar las causas de la muerte de Miquel Blanch el lunes 17 en el Puig de Son Fe. Las principal hipótesis que maneja es que el viento cambiante enredó el parapente y le hizo caer a plomo y golpearse contra la ladera de la montaña. Blanch quedó malherido en el suelo. Pese a la llegada de las asistencias sanitarias, no pudo superar las graves lesiones y falleció. Las redes sociales lloran ante la pérdida del "voltor negre".