"No soy ningún delincuente y lo he demostrado". Manuel García de Quirós Pérez se muestra tajante. Es el propietario del Club Hípico Son Gual en Palma desde hace veinte años. El pasado enero estuvo acusado de maltrato animal y explotación laboral a sus empleados y, ahora, la Audiencia de Palma ha archivado el caso. "Jamás he maltratado un caballo. Todos nuestros caballos pasan revisiones veterinarias y están censados y dados de alta", destaca el empresario de 59 años. "Nuestras instalaciones están abiertas al público. Invito a todo aquel que quiera visitar el club de equitación que venga a verlo", añade.

"Me hizo mucho daño las declaraciones que hizo la Policía Nacional en televisión. Fue la opinión de un investigador que dijo que enterrábamos caballos todavía con vida, agonizando, en una finca. Todo eso es falso", asegura García de Quirós.

"La fotografía que salió publicada en todos los medios en la que aparece un animal cuando es enterrado en mi finca, en Son Anglada, corresponde a un caballo que se murió de un cólico. Todo esto se puede comprobar en el libro de registros. En diez años solo ha fallecido ese caballo. En esa ocasión, vino el veterniario, hizo un certificado de defunción y telefoneamos a la Conselleria para pedir permiso para enterrarlo en la finca. La propiedad de Son Anglada tiene diez hectáreas y se encuentra a las afueras de Palma. La Conselleria permite inhumar dos equinos por hectárea. La Conselleria mira si el lugar reúne las condiciones y te da el permiso. Nosotros comunicamos las coordenadas exactas del lugar y la Conselleria lo aceptó. En Son Anglada solo hay un caballo enterrado", aclara el hombre.

A varios kilómetros de esta finca, el Club Hípico Son Gual actualmente acoge 24 equinos, catorce de la escuela de equitación y diez propiedad de particulares. "En nuestras cuadras hay sitio para 70 ejemplares, pero prefiero que haya menos animales para dar mejor servicio y que haya menos aglomeración", indica el dueño del club de equitación.

"Nuestros caballos más mayores, de más de 22 años, no los sacrificamos. Los dejamos en libertad, comiendo y con servicio de veterinario. Si tienes un animal de toda la vida que le has cogido mucho cariño no lo vas a matar", asegura García de Quirós.

Respecto al delito contra los derechos de los trabajadores del que también fue acusado, el empresario recalca que demostró ante el juez que todos sus empleados estaban contratados, asegurados y cumplían con sus horarios. "Un denunciante decía que trabajaba más de doce horas al día, pero no en mi empresa, sino en el bar que explotaba otra sociedad que no es mía. Aporté los tickets que demostraban que el local cerraba a media tarde. También dijeron que tenía a una pareja en régimen de esclavitud en un sótano y no es así. Acondicioné una planta baja para que pudieran vivir allí. Era una vivienda de 47 metros cuadrados con baño y ducha. Todo lo tenía legal. Además cada año me hacen inspecciones el ayuntamiento o por la piscina", señala el hombre. El pasado enero, la Policía Nacional inspeccionó las instalaciones. "No tengo nada que ocultar, pudieron mirar lo que quisieron", añade.

"Al día siguiente salía por la televisión y en los periódicos. Me pusieron como un delincuente. Estas noticias me hicieron mucho daño. La facturación bajó un 35%. Las clases de hípica descendieron un 35% y las reservas de la escuela de verano de los niños, un 55%. También celebramos cumpleaños y comuniones y cancelaron dos comuniones por lo que salió en televisión. Ahora he demostrado que no soy un delincuente".