Un capitán de la Guardia Civil fue juzgado ayer en Palma por presuntamente haber maltratado a su exmujer física y psicológicamente en la ciudad. El acusado negó en rotundo los cargos durante la primera sesión de la vista oral. El hombre indicó que "todo" era "falso" y que su exesposa es muy conflictiva. Según su versión, ella le denunció debido a que él pidió la custodia compartida de sus hijos. El oficial del Instituto Armado negó haber empujado a la mujer o haberle dado un manotazo delante de sus dos niños la tarde del pasado 6 de septiembre de 2015 cuando le iba a entregar los menores a la madre en las inmediaciones del cuartel de la Policía Local de Palma en Sant Ferran. También rechazó haberla insultado o humillado.

"Todo es falso", insistió el capitán. "Yo no le dije que le iba a quitar a los niños porque era una loca. No la amenacé de muerte, nunca la he amenazado de muerte. Ella dice mentiras", continuó el sospechoso. El mando se enfrenta a una petición de condena de tres años de prisión por un delito de maltrato físico y otro de maltrato habitual por parte de la acusación particular. Mientras, la fiscalía no acusa y el abogado defensor solicita su libre absolución.

Ayer por la mañana, el encausado se mostró tranquilo en el juicio. Negó ante la sala haber menospreciado a su exesposa llamándola loca, gorda, fea o inútil. "Ella ha dicho que está en tratamiento psicológico. En absoluto le he dicho loca. Yo soy psicólogo, tengo mucho respeto por las enfermedades mentales", aclaró el oficial. Al referirse al incidente junto al cuartel de Sant Ferran, recordó que no se identificó ante los policías locales que intervinieron como capitán de la Guardia Civil. "Ella fue la que se lo dijo a la policía", apuntó.

"Cuando me casé con ella, yo ya era guardia civil. Me ha visto infinitas veces vestido como guardia civil. Ella es inestable", aseguró. Según su versión, en una ocasión acudió al colegio de su hijo para verle jugar al fútbol y llevaba el pantalón verde de su uniforme porque ese día tenían unas pruebas de selección. El mando negó que hubiera querido intimidar a la denunciante y alegó que incluso trató de pasar desapercibido para que ella no le viera.

El acusado recordó otro encontronazo que tuvo con un guardia en la rampa del aparcamiento de la Comandancia de Palma cuando conversaba con su exmujer. "Le dije que fuera la última vez que se dirigiese así a un oficial superior", admitió. En cambio, el guardia recalcó que no era una conversación normal sino a voces y él estaba agresivo. Según el testigo, el capitán agarraba del brazo a su exmujer, que estaba dentro del coche y lloraba. "Le impedía que se marchara. Ella estaba muy mal, llorando, me pidió ayuda. Me dijo que quería irse", recordó. La perjudicada confirmó su versión.

La mujer hizo ayer un relato estremecedor en el que no pudo evitar las lágrimas. Entre sollozos, explicó que era maltratada y humillada. "Siempre me insultaba y me agarraba del brazo. Me decía que me iba a quitar a los niños porque era una esquizofrénica, una mala madre e inestable", indicó.

La denunciante dijo que estaba cansada de escuchar gritos e insultos. "Yo no iba al hospital, me tapaba los hematomas. No salía de casa, no quería que nadie me viera. Si no le denunciaba era por miedo. Yo quería denunciar pero nunca le pasa nada. Él siempre se identifica como capitán de la Guardia Civil, eso influye", reconoció la mujer. "Me dijo que si le jodía el trabajo, me iba a matar".

"Lo único que quiero es que me deje en paz y hacer mi vida con mis hijos", continuó la afectada, que añadió que su exmarido le decía inútil, loca y que le daba asco. La tarde del 6 de septiembre de 2015, como no le entregaba los niños, fue a la Policía Local. Luego, al verle, "metió a los niños en el coche de forma brusca". Según ella, él le dio un manotazo empujándola a la calle y le dijo "puta loca ya estamos otra vez". La afectada explicó que podía haber sido atropellada en la vía pública.