Sin vacaciones, trabajando horas de más, con un día de libranza. y sin medidas de seguridad De esta manera tres dueños de una empresa de pintores de Palma explotaban a su personal. A uno de los empleados le convencieron para que ejerciese de testaferro y le hicieron acumular una deuda de 20.000 euros con sus proveedores. La Policía Nacional les detuvo por delitos contra los derechos de los trabajadores y falsedad documental.

Agentes de la Unidad Contra Redes de Inmigración y Falsedad (UCRIF) iniciaron la investigación a raíz de la denuncia interpuesta por un empleado. El trabajador hizo constar que la empresa de pinturas para la que trabajaba le había convencido para figurar como testaferro. A partir de este instante, todas las deudas por impago a los proveedores le repercutían directamente a él.

Al trabajador, que carecía de contrato, le convencieron para que se hiciera autónomo. A continuación, los tres empresarios le convencieron para colocarle al frente de una empresa en Palma.

A medida que pasó el tiempo, la víctima se empezó a percatar del engaño. Numerosos embargos de la Seguridad Social llegaron a su nombre por impago de cuotas. También le sustraían dinero por no abonar el dinero a los proveedores. Todo ello sin su conocimiento ni autorización. El montante de lo supuestamente defraudado por él no tardó en alcanzar la suma de 20.000 euros.

Tras las pesquisas de la UCRIF se comprobó que los ahora detenidos firmaban ellos los pedidos de material que luego no pagaban. Todo lo cargaban a la empresa del denunciante. El testaferro se desveló que se trataba de un trabajador más.

55.000 euros por semana

El fundador de la empresa de pintores, con sede en el barrio palmesano de Son Oliva, llevaba una década sin abonar las cuotas de la Seguridad Social. La última vez que cotizó fue en el año 2007. Pese a ello mantenía una plantilla de seis empleados.

Uno de los hechos más significativos es que la empresa no utilizaba medidas de seguridad. En algún caso los trabajadores se encaramaban a una grúa, a más de veinte metros de altura, y ninguno de los empleados estaba sujeto con el arnés obligatorio. Pese a estas manifiestas irregularidades mantenían un nivel de trabajo que llegaba a alcanzar los 55.000 euros por semana.