Shane Looker, británico de 47 años sobre quien pesaba una orden de búsqueda y arresto internacional, ha pasado su primera noche en prisión después de su detención este jueves en Ibiza como presunto autor de la horrible muerte de una joven tailandesa, que apareció descuartizada en una maleta en noviembre de 2014. Desde entonces, Looker se hallaba en paradero desconocido, aunque hace tiempo que la Guardia Civil tenía constancia de que residía en la isla, donde al parecer es socio de un hotel.

Fuentes del instituto armado confirmaron que, a pesar de que hacía tiempo que se sabía que Looker estaba en Ibiza, no se había logrado averiguar su dirección. En cambio, sí conocía la matrícula del coche de alta gama que conducía, por lo que se optó por tenderle una trampa, aprovechando la cita que pidió para una revisión en el taller.