Pedro se llevó el jueves una sorpresa mayúscula cuando iba a arrancar su Renault Berlingo estacionada en la calle Callao del barrio palmesano de Nou Llevant, frente a su trabajo, nada más concluir su jornada laboral. Al introducir la llave de contacto no daba señal alguna. Pero Pedro se quedó atónito nada más levantar el capó del vehículo. La batería había desaparecido. Se la habían sustraído antes de las cinco de la tarde, a plena luz del día. De hecho, la furgoneta no parecía forzada. Tuvo que ir a comprar una batería nueva para poder marcharse. En los últimos meses, varios vehículos aparcados en esta zona han sufrido estragos. Un jeep abierto tuvo que lamentar numerosos destrozos en la tapicería de los asientos y en el interior. Además, a otro turismo le sustrajeron toda la gasolina que tenía en el depósito.
Demasiado volumen
El jueves la Asociacion Contra el Cáncer realizó una cuestación popular, con varios tenderetes para recaudar fondos. En la Plaza Mayor realizaron un pasacalles con actuaciones musicales, entre los que había grupos de tunos y batucada pero no todo el mundo disfrutó de la fiesta. La Policía Local recibió varias quejas de vecinos por el excesivo volumen de la música.
Videoclub clandestino
El mismo día al final de un juicio en la Audiencia de Palma contra un joven por corrupción de menores por haber distribuido cientos de archivos de pornografía infantil a través de un programa informático el fiscal, en sus informes, destacó la gravedad de los hechos. "Tenía un videoclub clandestino en su casa con 165 vídeos pedófilos a disposición de otros usuarios", indicó el representante del ministerio público. "Además, estos archivos tienen un carácter especialmente vejatorio y degradante", añadió el fiscal, quien calificó de "repugnantes" las imágenes que guardaba el acusado en su ordenador y en sus discos duros externos, ya que aparecían niñas atadas con cuerdas, bebés abusados por adultos y menores practicando sexo con animales.
Un robo raruno
El mismo jueves, sobre las siete de la tarde, la Policía Local de Palma recibe el aviso de un robo insólito. Un individuo se ha llevado dos conos de plástico, de los que se utilizan para cortar el tráfico, que había en la Plaza de España. Los testigos aportaron la descripción del ladrón y una patrulla fue en su busca. La cuestión es: ¿Qué pretendía hacer con ellos?
Varios minutos tapado
El joven de 21 años acusado de corrupción de menores no se inmutó durante todo el juicio. No quiso declarar y tampoco hizo uso del turno de la última palabra. Al empezar la vista oral, el encausado pasó más de cinco minutos sentado en el banquillo con la cabeza completamente tapada por una chaqueta. Mientras su abogado defensor planteaba dos cuestiones previas ante el tribunal y las desarrollaba de forma extensa, el sospechoso seguía camuflado bajo una prenda de vestir. Hacía ya un largo tiempo que no había fotógrafos en la sala que pudieran retratarle, pero él, ajeno a la situación, permanecía oculto bajo la chaqueta. Hasta que el fiscal intervino en el juicio y le llamó la atención diciendo que él no podía hacer su trabajo con este señor sentado delante de él con ese aspecto y que le parecía una falta de respeto. Entonces, el muchacho descubrió su rostro.
El retorno de las cucarachas
Llega el buen tiempo y, como cada año, la historia se repite en la isla. Miles de turistas visitan las playas, aparecen los grupos de trileros y claveleras, los bomberos sofocan incendios de rastrojos y retiran panales de abejas y, en el juzgado de guardia de Palma, vuelven las cucarachas. Los funcionarios ya las han visto paseándose por las dependencias. Algunos trabajadores van armados, zapatilla en mano, por si se las encuentran.
Oídos sordos
Hace varias semanas se produjo un incendio en un solar de Marratxí. La Policía Local acudió de inmediato a la zona y, al ver que las llamas se propagaban con rapidez, pidieron ayuda. Los agentes reclamaron con insistencia la presencia de los bomberos y también de las brigadas del Ibanat, pero parecía que los efectivos no llegaban. Les comunicaron que los bomberos tenían que desplazarse desde Sóller y los refuerzos no hacían acto de presencia tan pronto como esperaban. Para más inri, incluso los vecinos del lugar parecían hacer oídos sordos a las indicaciones de la Policía. Los agentes les dijeron que debían abandonar la zona, pero no hicieron ni caso. Al final, con mucha paciencia y buena voluntad, la situación quedó controlada, el fuego fue sofocado y no hubo que lamentar heridos.
No respetan nada
El incremento de ciclistas por las calles de Palma ha conllevado que se disparen los robos de bicicletas. Una de las últimas víctimas ha sido una joven, a la que sustrajeron su vehículo cuando lo tenía encadenado a un árbol la semana pasada en la calle Francesc Sancho. Era una bici vieja, pero con un gran valor sentimental.
¿Qué hacía en un tejado?
En la medianoche del jueves los Bomberos de Palma reciben un aviso. Hay un objeto extraño en un tejado de la calle Oms que amenaza con caer. La persona que llama dice que parece una maraca. ¿Una maraca? Una dotación acude con una autoescala para retirar el objeto, y se encuentra con algo todavía más insólito. Era una nariz de payaso. ¿Qué hacía una nariz de payaso en un tejado?
