La ropa de los bomberos acumula una serie de partículas cancerígenas que se desprenden en la combustión en los incendios a los que acuden a sofocar las llamas. No solo afectan a los trajes ignífugos, sino a la propia ropa de faena. Las directivas europeas instan a que se laven en el mismo parque para eliminarle estos elementos tóxicos adheridos a las prendas después de cada intervención. Sin embargo, en los últimos dos meses se ha dado una situación rocambolesca en los Bombers de Palma. El Ayuntamiento de Palma adquirió lavadoras y secadoras compradas expresamente para este fin. Sin embargo no se han utilizado hasta hace unos pocos días. Estos electrodomésticos permanecían sin ser usados en el museo de las instalaciones del parque central de Son Malferit, pese a la obligatoriedad de lavar estas prendas con las partículas tóxicas. Ahora empiezan, por fin, a centrifugar la ropa.