Fue un crimen de una violencia extrema. Juan Antonio Florit, de 57 años, cuyo cadáver fue descubierto el pasado martes por la noche en su casa de campo a las afueras de Sencelles, fue atacado de forma brutal presuntamente por su exyerno, Antonio B.F., de 40 años, quien desde ayer duerme en prisión. El sospechoso presuntamente le acuchilló en varias partes del cuerpo y le degolló, pero también machacó su cabeza con una olla y una cubitera. No hubo una única arma del crimen, sino que el atacante se valió de todo lo que encontró en la cocina de la víctima para golpearle. La escena con la que se toparon los investigadores en la vivienda del Camí de Son Creixell fue dantesca. La Guardia Civil resolvió el caso y detuvo al exyerno del fallecido en un tiempo récord. Ayer al mediodía el hombre fue encarcelado por un delito de homicidio.

Antonio B.F. alegó ante la magistrada de guardia de Inca que iba muy drogado y que no recordaba lo ocurrido. Según apuntó ayer, había consumido mucha cocaína en los últimos tres días antes del crimen. De hecho, ayer por la mañana todavía tenía las pupilas dilatadas y parecía estar bloqueado o afectado por el consumo de estupefacientes. El detenido también explicó que tenía lagunas de memoria, episodios de amnesia, y por eso no se acordaba de lo sucedido a principios de esta semana. Según su versión, tiene flashes que le van y vienen.

Antes de prestar declaración ante la juez, fue explorado por el forense y se sometió a las pruebas de toxicología que confirmarán si había tomado cocaína y si realmente sufre una grave adicción, como él mantiene.

La magistrada de guardia de Inca, sobre la una y media del mediodía de ayer, ordenó prisión provisional comunicada y sin fianza para el detenido por el crimen de Sencelles, Antonio B.F., por presuntamente matar a cuchilladas y golpes a su exsuegro, Juan Antonio Florit, cuando este se negó a entregarle dinero en su casa de campo en el Camí de Son Creixell.

Un delito de homicidio

La magistrada del juzgado de instrucción número 1 de Inca accedió a la petición de la fiscal, que había solicitado que el sospechoso fuera encarcelado por un delito de homicidio. El tipo delictivo podría variar y derivar en un asesinato en función de cómo avancen las pesquisas.

El arrestado cuenta con un antecedente policial por una agresión sexual a una prostituta de la Porta de Sant Antoni a principios de marzo. Además de tener problemas con las drogas, ha ido perdiendo sus últimos trabajos, por lo que su situación económica no es buena. Tiene dos hijos, uno de ellos una niña pequeña en común con la hija del fallecido.

La Guardia Civil cuenta con pruebas demoledoras contra él. La Policía Judicial ha reunido un conjunto de evidencias e indicios que incriminan al acusado. El hombre presenta lesiones en un brazo y en una muñeca que serían fruto de la violenta lucha y forcejeo que mantuvo con la víctima en su vivienda a las afueras de Sencelles. El fallecido trató de defenderse y opuso una gran resistencia. Además, un pinchazo telefónico de una conversación también le implica, así como varias huellas que le sitúan en el lugar del crimen.

Los repetidores de telefonía móvil le ubican en Sencelles en el momento del crimen, entre la tarde y la noche del lunes, y la última conversación telefónica que mantuvo la víctima fue con su exyerno. Los agentes también han hallado huellas y pisadas del sospechoso en el escenario del crimen, lo que demostraría que Antonio B.F. estuvo en la casa de campo. Y, todavía, hay que analizar los restos de sangre detectada.

Una de las evidencias más claras es una huella dactilar suya descubierta en una cubitera que supuestamente utilizó el detenido para golpear en la cabeza a su exsuegro. También le agredió de forma desproporcionada con una olla. En un principio, los investigadores sospecharon que le había arrojado un macetero en el cráneo. Luego, se percataron de que usó una olla que se quedó sin las dos asas debido a los fuertes golpes que asestó. También le atacó con un gran cuchillo, que aún no ha aparecido, si bien los agentes se incautaron de otra arma blanca en una finca de la familia del acusado en Santa Margalida, donde un testigo le vio con la ropa ensangrentada.

Otro dato relevante es que el fallecido y su exyerno no mantenían una buena relación. Tras ser detenido el pasado jueves, confesó de forma espontánea haber matado a su exsuegro, si bien en su declaración oficial ante la Guardia Civil guardó silencio.