En la mañana del 10 de septiembre de 2015, la joven mallorquina Aroa Cocera estaba trabajando en la recepción de un hotel de s'Arenal. Al mismo tiempo, su coche fue denunciado por pisar una línea continua en una autopista en Sabadell (Barcelona) y, pese a sus alegaciones, el Servei Català de Trànsit (SCT) ha acabado embargándole 96 euros por la infracción. "Yo estaba trabajando y mi vehículo nunca ha salido de Mallorca", explica la perjudicada, que ha presentado una reclamación para intentar recuperar el dinero.

La joven se siente indefensa e impotente al tener que demostrar que no fue su automóvil el que cometió la infracción. "¿Qué tengo que hacer, ir a todas las navieras para dejar constancia de que mi coche nunca ha viajado fuera de la isla y que es imposible que estuviera en ese lugar?", se pregunta. "Mi compañero de trabajo puede dar fe de que aquel día yo estaba en mi puesto laboral", señala la afectada, que apunta a un error del policía que detectó la irregularidad al anotar la matrícula como origen del error.

Aroa Cocera no supo nada de la multa hasta que el SCT le embargó 96 euros de su cuenta bancaria, pese a que jamás le notificaron la infracción para que pudiera recurrir la sanción. Se le acusó de que su coche, un Peugeot 2008, había pisado una línea continua en el kilómetro 11,4 de la C-58, una autopista de acceso a Barcelona, a las 8:32 horas del 15 de septiembre de 2015.

La conductora presentó un recurso de reposición contra la decisión del SCT, pero sus alegaciones han sido rechazadas. Ahora, la joven ha remitido un escrito a la Junta de Finances de la Generalitat de Cataluña donde reclama que le envíen el expediente completo para tener acceso al número de identificación del agente que la denunció y disponer de todos los detalles de la multa y que le devuelvan el importa

En su escrito, Aroa Cocera aporta un contrato de trabajo en el que consta que cuando se cometió la infracción estaba empleada en un establecimiento hotelero de s'Arenal. Además, argumenta que uno de sus compañeros de turno puede dar fe de que aquel día estaba trabajando en la recepción del establecimiento y, por tanto, es imposible que fuera ella quien cometiera la irregularidad vial. "Mi vehículo jamás ha salido de Balears y el agente pudo confundir perfectamente la matrícula", concluye el escrito de la perjudicada.