El rescate del espeleobuceador Francesc Gràcia, que pasó dos días atrapado en una cueva a 40 metros de profundidad en Manacor, es el más complicado que se recuerda en toda España. "No hemos tenido ninguno como este", señaló ayer el veterano guardia civil Enrique Ballesteros, con 23 años de experiencia en el Grupo Especial de Actividades Subacuáticas (GEAS) de Barcelona. Los responsables del operativo, tanto del instituto armado como de la dirección general de Emergencias, destacaron la turbidez del agua y la falta de información sobre la cueva como las mayores dificultades del rescate. En cambio, el hecho de que la víctima fuera Gràcia, experto en espeleobuceo, jugó a favor: "Xisco está vivo porque tomó una buena decisión" al refugiarse en una burbuja de aire y esperar la ayuda, resumió Ballesteros.

Este guardia civil se desplazó el domingo a la isla junto a Hilari Moreno, de la Federación Catalana de Espeleología, para participar en el operativo junto a los miembros del GEAS y el Grupo de Rescate e Intervención en Montaña (GREIM) de Balears. Según detalló, una vez que Gràcia se quedó atrapado a 900 metros de la entrada a la Cova de sa Piqueta, sus compañeros del Grup Nord Mallorca (GNM) intentaron un autorrescate, llevarle aire por sus propios medios para que pudiera salir, un "procedimiento correcto, rápido y fácil". "El problema fue que a base de entrar y salir, había una turbidez en el agua tal que no eran capaces de leer las etiquetas ni la topografía que llevaban. No podían identificar los hilos por los que tenían que continuar para llegar hasta Xisco", explicó el miembro de los GEAS.Quince horas sin inmersiones

El domingo por la tarde, cuando Gràcia llevaba ya un día bajo tierra, se tomó la decisión de detener las inmersiones durante 15 horas para que el sedimento volviera al fondo y "tener al menos un palmo de visibilidad", contó Ballesteros, que destacó el riesgo de que en esas condiciones alguno de los rescatadores hubiera sufrido un accidente grave e incluso mortal. "Si un espeleobuceador entra cuando no se ve nada y tira la instalación [de hilos guía], no sale de ahí. Tendríamos un muerto y repararla nos habría llevado tanto tiempo que seguramente Xisco no estaría ya vivo", consideró Ballesteros. "Fue una decisión difícil, pero la más importante", agregó el jefe del Servicio de Ordenación de Emergencias del Govern, Joan Pol. Los técnicos empezaron a trabajar entonces con la hipótesis de que el rescate podría demorarse varios días y se intentó abrir un agujero en la roca para llegar al punto donde estaba Gràcia y suministrarle aire, alimentos y medicamentos. "Siempre trabajamos con la hipótesis de que estaba vivo. Era una persona de alta fiabilidad, que según su compañero, que ubicó muy bien el punto en el que estaba, se había quedado en buenas condiciones, equipado y con posibilidades de aguantar varios días allí", consideró Pol. Una perforadora trabajó durante toda la noche y alcanzó los 37 metros de profundidad, pero no logró llegar a la sala donde estaba la víctima.

La situación en el agua era mucho mejor el lunes. "Fue determinante tener la claridad suficiente para poder bucear. Esa cueva tiene muchísimas zonas estrechas, teníamos que llevar las botellas en los laterales en lugar de a la espalda para tener movilidad", afirmó Ballesteros. Un miembro del Grup Nord Mallorca encontró esa tarde a Gràcia y salió a avisar de que estaba vivo, tras lo que Ballesteros y Moreno fueron a buscarlo. El lugar en el que estaba la víctima "tenía ya síntomas claros de que iba a ser irrespirable", aseguró el guardia civil, quien apuntó que en esas condiciones Gràcia habría podido aguantar "uno o dos días". Según reveló, se estaban barajando ya alternativas para el caso de que quedara inconsciente. "Probablemente tendríamos que haber realizado una perforación para sacarlo, porque no hay otra posibilidad", dijo.

Los responsables del operativo de emergencia destacaron la fortaleza mental de Gràcia. "Estuvo casi 50 horas solo y a oscuras, sin entrar en pánico ni cometer errores", valoró Pol.