-Entonces, ¿vas a matar a tu descendencia?

-Sí, porque es lo que más dolerá a mi marido.

-Pero gran infelicidad te causarás con ello.

-Ah, de sobra están las palabras inútiles. ¡Vamos!

Eurípides escribió su tragedia Medea Medeaen el siglo V a.C. En ella, la protagonista, al ser abandonada por su marido, Jasón, decide dar muerte a sus propios hijos para vengarse de él. Por ello se utiliza de forma coloquial el término síndrome de Medea para referirse a los progenitores que causan la muerte de sus descendientes, un patrón que se ha repetido en Balears en ocho ocasiones en los últimos veinte años. La última ocurrió el miércoles en una casa de la zona de Son Granada, en Llucmajor. Allí, una mujer ahorcó a su bebé de dieciocho meses antes de suicidarse de la misma forma. Sin embargo, los expertos rechazan que este síndrome responda a un cuadro clínico. "Se trata de utilizar la mitología clásica para explicar una conducta que a priori nos resulta muy difícil de entender, como que unos padres realicen un acto tan antinatural como matar a su propio hijo", comenta el forense Javier Alarcón, que ha conocido de cerca varios de estos casos.

Los expertos, y aquí coinciden Alarcón y el psiquiatra Miguel Lázaro, consideran que sería necesario una "autopsia psicológica", un estudio profundo del estado mental de la madre para explicar los motivos que pudieron llevarla a acabar de una forma tan violenta con la vida del bebé. Esta autopsia requeriría tanto un examen del historial clínico de la fallecida, como entrevistas con el marido y sus familiares. Las investigaciones de la Guardia Civil no han constatado que la mujer tuviera ninguna patología mental diagnosticada, aunque ello no implica que no la padeciera.

Los facultativos coinciden al referirse al suceso de Llucmajor como un caso de "suicidio ampliado", aunque advierten de que todavía hay muchos interrogantes en el caso y carecen de muchos elementos de juicio.

"En los suicidios ampliados nos encontramos con una persona que ha decidido suicidarse, pero antes causa la muerte de otro", explica Lázaro. "En el caso de esta madre, en su interpretación delirante de la realidad pudieron intervenir dos elementos. Por un lado, tratar de evitar sufrimientos a su hija, ya que ella no iba a estar para protegerla. Pero también puede haber un elemento de cólera, de ira. Y en este caso, el destinatario de esta ira sería su marido. Se trataría de una forma de causarle daño, de provocarle un duelo que se va a prolongar toda su vida".

El psiquiatra apunta a la posibilidad de que, en el caso de Llucmajor, la mujer sufriera una disfunción emocional. "Si se confirma que los hechos se producen tras una discusión motivada por una separación, podría tratarse de una persona con una dependencia emocional de su cónyuge y miedo a la soledad. Por lo general, los suicidios ampliados van asociados a depresiones graves y cuadros psicóticos. Es muy probable que esta mujer tuviera una enfermedad, aunque no estuviera diagnosticada".

Pero para saberlo, insiste, sería necesario llevar a cabo una "autopsia psicológica" de la fallecida, algo para lo que podría ser crucial la información aportada por el marido. Datos sobre cómo estaba ella los días previos, qué motivó la separación o el grado de dependencia que tenía de él.

Javier Alarcón, forense con una amplia experiencia, coincide en que sería necesaria una autopsia psicólogica para determinar los motivos que condujeron al crimen de Llucmajor. También concuerda con Lázaro en que los suicidios ampliados se producen normalmente en casos depresivos o situaciones de conflicto, que desembocan en una reacción violenta en contra del otro cónyuge. "A veces hay un simple motivo físico, ya que resulta más fácil matar a un niño que al objeto de nuestra ira".

Alarcón vivió de cerca uno de los crímenes más horrendos cometido en las islas en las últimas décadas. Él era el forense de Manacor en 1996, cuando el médico alemán Rudeger OyntzenRudeger Oyntzen asesinó a sus dos hijos, de 6 y 8 años, en sa Coma. "Aquel fue un acto claro de venganza contra la madre de los pequeños", recuerda. "En lugar de matar a la madre, decidió matar a los niños para causarle más daño". Durante el juicio, los forenses descartaron que Oyntzen sufriera una enfermedad mental. "Actuó por pura maldad".