Un policía nacional que participó en la investigación del crimen de es Fortí recalcó ayer en el juicio en la Audiencia de Palma que les llamó mucho la atención el comportamiento del joven acusado horas después de los hechos. "Es un vecino que llegó a casa a las siete de la mañana, llamó la atención su actitud esquiva, estaba muy nervioso", recordó el investigador. El agente detalló que cuando tomaban declaración a sus abuelos, que vivían de alquiler en el tercer piso de la misma finca donde se produjo el asesinato, el sospechoso estaba en su cuarto y parecía que quería escuchar pero no salía de la habitación.

El inspector policial manifestó que comprobaron que el acusado tenía antecedentes por lesiones, resistencia a la autoridad y malos tratos. "Un agente le observó los nudillos golpeados y su primera reacción fue tapárselos. Él dijo que no sabía cómo se había producido esas lesiones y que se acababa de enterar", indicó el testigo.

Otro agente declaró que, en el momento de ser trasladado a Jefatura, Miguel Antonio R.P., de 24 años, de forma espontánea les confesó el crimen. "Nos dijo que estaba muy arrepentido, que él era el autor de la muerte, que iba muy borracho y drogado, se le fue la cabeza, la golpeó y la mató asfixiándola", puntualizó. El instructor del caso concluyó que el móvil del crimen fue el robo.

Un policía destacó que, una vez el procesado ya había sido detenido y se hallaba en prisión, su familia descubrió una chaqueta del joven manchada de sangre oculta en el transportín del gato y la entregó a los investigadores.

Cuando los agentes entraron en el domicilio de la víctima, la casa estaba completamente revuelta, con el suelo con grandes charcos de sangre y muchos papeles esparcidos. En una habitación, bajo algunos muebles y estanterías, encontraron el cadáver de la mujer. "Tenía la cara contusionada, los ojos amoratados, el labio inferior roto, el frenillo roto y un diente y la nariz rotos. Creemos que murió por asfixia. Al menos presentaba dos golpes, uno en la ceja derecha y otro en la barbilla", explicó el instructor.

Los bomberos de Palma que intervinieron en la planta baja de Port de Cariño donde vivía la víctima manifestaron que el foco del siniestro lo localizaron en una habitación. "Era un claro incendio de noche, no había mucha temperatura, humo sí. Se había iniciado horas antes. El fuego se había autoextinguido", aclaró un especialista. Probablemente se autoextinguió por falta de oxígeno, según señaló un sargento. No fue preciso desalojar el edificio, se quedó confinado en la propia vivienda, según el testigo, quien agregó que no había riesgo para el resto de vecinos. "Vi una cocina con todas las espitas del gas abiertas", detalló otro bombero.

La exnovia del acusado recordó sus cambios de humor: "Era una montaña rusa, una persona con muchos altibajos". En cambio, la víctima fue definida como una persona muy servicial, cariñosa, atenta y generosa.