La Audiencia de Palma tiene previsto juzgar la semana que viene el crimen de es Fortí. El tribunal de la sección primera ha señalado para el próximo lunes el inicio de la vista oral contra el joven acusado de asesinar y robar a su vecina en su casa, que luego incendió, a finales de 2015. El juicio podría prolongarse hasta el miércoles si las partes no alcanzan un acuerdo previo. La fiscalía reclama una condena de 40 años de cárcel para el sospechoso de matar y robar a su vecina y también por pegar fuego a su domicilio en el barrio de es Fortí en Palma en diciembre de 2015.

El acusado, Miguel Antonio R.P., de 24 años, que permanece en prisión provisional desde hace un año y tres meses, conocía desde niño a la víctima, Esperanza Ferrutxe Frau, de 45 años, e incluso había frecuentado su casa. Sabía que ella solía guardar dinero en su vivienda, por lo que decidió desvalijarla la madrugada del pasado 23 de diciembre de 2015, según el ministerio público. Así, llamó a su puerta a altas horas de la mañana y, cuando la mujer le abrió, supuestamente la atacó con gran violencia y acabó con su vida.

La fiscalía considera al muchacho, que cuenta con antecedentes penales al haber sido condenado por lesiones, resistencia a la autoridad y violencia sobre la mujer, autor responsable de un delito de asesinato, otro de robo e incendio. Solicita para él sendas penas de veinte años, cinco y quince años de prisión, lo que suma una condena de 40 años por el brutal crimen que conmovió a la isla poco antes de Navidad. En concepto de responsabilidad civil, pide una indemnización de 40.000 euros en favor de los dos hermanos de la fallecida. La víctima era una mujer muy querida y conocida en la barriada. La mujer trabajaba en una sucursal bancaria de la ciudad.

Los hechos se remontan a primeras horas de la madrugada del pasado 23 de diciembre de 2015 cuando el procesado, sabiendo que su vecina solía guardar dinero en su domicilio ubicado en una planta baja de la calle Port de Cariño, en el barrio de es Fortí, en Palma, "con intención de obtener lo que encontrase de valor", según el fiscal, llamó a la puerta de la vivienda, siendo consciente de que Esperanza estaría desprevenida y le abriría sin desconfiar de él.

Así, la moradora le franqueó la puerta y el joven de forma inmediata comenzó a golpearla en el rostro con la intención de que le entregase alguna cantidad u objeto de valor. El acusado durante la agresión llegó a romperle la nariz para a continuación empezar a presionarle sobre la boca. Según el escrito de conclusiones provisionales de la fiscalía, el joven la apretó con fuerza con el brazo sobre el cuello, sujetándola desde la espalda. Esperanza Ferrutxe murió estrangulada. A continuación, el supuesto asesino registró la casa y se apropió de dinero, un reloj y una pulsera. Poco después, arrastró el cadáver de su vecina hasta su dormitorio y prendió fuego al colchón esparciendo el contenido de unas botellas de licor y abriendo las espitas del gas con la intención de que el incendio se propagara con más rapidez, pese a que en el edificio había tres viviendas más ocupadas, una de ellas por sus abuelos y un tío.

Como consecuencia del fuego, el cadáver de la víctima se calcinó parcialmente, el colchón se quemó por completo, así como alguna ropa y el somier. El incendio no llegó a magnificarse por la falta de oxígeno al estar las puertas y ventanas cerradas. Los desperfectos causados fueron abonados por la compañía aseguradora.