Los informes forenses de toxicología de Barcelona han detectado la presencia de drogas en el organismo del preso fallecido el pasado 23 de diciembre de 2016 en su celda en el centro penitenciario de Palma. En un primer momento, el test inicial de orina practicado durante la autopsia en la isla dio negativo para todas las drogas estudiadas. Sin embargo, días después, los análisis realizados en Barcelona dieron positivo. Así, en la muestra de sangre estudiada los facultativos hallaron nordazepam y morfina. Y en la muestra de orina detectaron, además de nordazepam y morfina, temazepam, codeína, 6-monoacetilmofina y cannabinoides. Estas sustancias son fármacos tranquilizantes y estupefacientes que revelan un consumo previo de heroína y derivados del cannabis.

Estos resultados avalarían la versión del compañero de celda del fallecido, quien el día anterior, horas antes del óbito, alertó mediante tres instancias oficiales a la directora de la cárcel, el subdirector de seguridad y al servicio médico de urgencias de la prisión sobre el mal estado del joven de 32 años. En estos documentos avisaba de que el recluso le había dicho que se quería suicidar y “rogaba” que un médico le viera con urgencia ya que iba muy drogado y no le veía bien. Estas instancias cayeron en saco roto y al día siguiente el preso fue hallado muerto.

Dos familiares aseguran que esa semana vieron al joven en un estado deplorable de drogadicción. Junto al cadáver, los investigadores hallaron una jeringuilla. La conclusión provisional de la autopsia apuntó a una muerte súbita por parada cardiorrespiratoria, si bien luego se detectó droga en su cuerpo. La asociación Equipo 25.2 ha denunciado a los funcionarios por homicidio imprudente y omisión de socorro.