Los 93 turistas que se vieron forzados a dormir en el Teide por la avería del teleférico tuvieron que afrontar una sensación térmica cercana a los - 8 grados. El fuerte viento nocturno de la cumbre tinerfeña, con rachas superiores a los 70 kilómetros por hora, incrementó la sensación de frío entre unos evacuados que, en su gran mayoría, no iban preparados para la repentina odisea. Algunos, incluso, iban en pantalón y camiseta corta. Eso sí, todos pasaron la noche bajo un techo y contaron con mantas, otros abrigos, alimentos y hasta chocolate, posiblemente el chocolate que más les supo de sus vidas.

Joaquín Santos, cabo primero del Grupo de Rescate e Intervención en Montaña (Greim) de la Guardia Civil, sabe perfectamente lo que pasaron. Él fue uno de los miembros del amplio operativo de rescate que subieron caminando y acompañaron a los afectados durante una noche que nunca olvidarán. Santos ascendió con un grupo del Greim el miércoles poco después de producirse la movilización. A mitad de camino, se dividieron en dos para atender a diferentes grupos que estaban siendo conducidos a los tres puntos de evacuación. Joaquín Santos terminó pasando la noche con medio centenar de afectados en la caseta que los trabajadores del teleférico tienen habilitada en la estación superior. "Fue muy duro para ellos porque la gran mayoría no está habituada a las caminatas por la alta montaña. Había niños, familias enteras, gente mayor... Y las condiciones de la alta montaña son difíciles de soportar".

Pero el cabo primero aclara que el apoyo de los miembros del equipo de rescate los tranquilizó. En realidad, la labor se centró en la ayuda psicológica. "Al verse tan desorientados y estresados, y en unas condiciones tan adversas, todos agradecieron que hubiera alguien al lado que les diera una manta o una taza de café, o simplemente que los acompañara y calmara. Así fue como, también por el cansancio, muchos terminaron durmiéndose", detalla el guardia civil.

Ana María Carruyo, coordinadora del Servicio de Urgencias Canario, también vivió la noche sobre el volcán. Ella estuvo concretamente en el Refugio de Altavista, que de los tres emplazamientos donde los evacuados pernoctaron -junto con la mencionada caseta de la base superior y una caseta intermedia en la segunda torre empezando desde abajo- fue el que reunía las mejores condiciones. De hecho, el Refugio acoge a los senderistas que hacen las ascensión a pie o a aquellos que suben en el teleférico y se quedan para ver el amanecer en el pico.

Mal de altura

Como el cabo Santos, la doctora Carruyo no paró de trabajar. "Atendí a las personas que tenían algún problema: mal de altura, que provoca vómitos y mareos; desfallecimientos, problemas de tensión, hipotermias, algunos golpes leves... Todo el equipo sanitario se dedicó a dar medicamentos y consejos, pero sobre todo a dar calor, cariño y tranquilidad, que hacían mucho más que las pastillas", relata mientras van y vienen los helicópteros.

A la hora a la que habla la doctora, las 10:30, los cuatro helicópteros -uno de la Guardia Civil y tres del Grupo de Emergencias y Salvamento (GES), del Gobierno de Canarias- hacen ya sus últimos aterrizajes procedentes de la parte superior del volcán. La gran mayoría de los 93 turistas ya ha sido conducida a la base del Teide y los únicos que faltan están haciendo el camino a pie. La operación fue muy compleja y laboriosa. Los helicópteros parten de sus bases a las 7:30 horas y realizan varias pasadas iniciales por las faldas del Teide para testar las condiciones del tiempo, la visibilidad y, sobre todo, el viento.

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Dos cabinas del Teleférico del Teide se quedan bloqueadas

En imágenes: Dos cabinas del Teleférico del Teide se quedan bloqueadas.

Han de aterrizar apenas sin espacio y una turbulencia descontrolada puede resultar crucial. Lo detalla el piloto Antonio Márquez, jefe de la Unidad de Helicópteros de Canarias de la Guardia Civil. "Los vientos en lugares como el Teide son fuertes y muy racheados, creando permanentes turbulencias. Hay que tener mucho cuidado con las maniobras. Además, en los lugares donde recogimos a los afectados apenas había espacio para la maniobra", comenta poco después de bajar del aparato tras una docena de viajes.

Las cuatro aeronaves van y vienen con grupos de entre 2 a 4 turistas. Suben al Teide, los recogen y se posan en la parte inferior de la base principal del teleférico, de donde parten las cabinas. En general, los evacuados tienen buen aspecto para la odisea que han pasado. De hecho, ninguno de los 238 atendidos en total, entre el miércoles y ayer jueves, tuvo que ser trasladado a un hospital.

Ayer fueron rescatados 93 pero el miércoles ya se había hecho con 161, los que llegaron a tiempo a la base a pie al coger el sendero de Montaña Blanca. En total, 238 personas se quedaron atrapadas después de que a las 13:35 horas del miércoles las dos cabinas del teleférico quedaran bloqueadas y colgando a más de 3.000 metros de altitud por causas que investiga la empresa.

Un operativo de más de 370 personas

El operativo por tierra y aire, que duró 22 horas, se tuvo que desarrollar a toda prisa porque el tiempo apremiaba y la noche -y el consiguiente frío- acechaba. Entre los dos días participaron más de 370 personas del Consorcio de Bomberos, Guardia Civil, Policía Canaria, Policía Local, Cruz Roja, GES Tierra y Aire, Servicio de Urgencias Canario, 112, UME, Protección Civil, personal de teleférico, Parque Nacional del Teide, Bomberos voluntarios de Guía de Isora y psicólogos de emergencia.

Alberto Bernabé, consejero de Turismo del Cabildo y gran aficionado al senderismo, se acercó a la base del teleférico para seguir el dispositivo y felicitar a sus integrantes. Estaba muy aliviado. "Ha salido todo muy bien y no ha habido ningún herido. Todos los responsables del Cabildo y creo que en general de todas las administraciones estamos muy satisfechos con el enorme trabajo realizado", subrayó en medio del trajín del numeroso personal movilizado.

Al mediodía empezó a disolverse la serpiente de ambulancias, vehículos oficiales, todoterrenos, helicópteros y unidades móviles de televisión. Pero las cabinas seguían en el mismo sitio donde se quedaron detenidas el miércoles, con una cuerda colgando del suelo, las mismas por las que se deslizaron uno a uno los 77 ocupantes que se quedaron atrapados en ellas. La que bajaba ya había superado la última de las cuatro torres y apenas le quedaban unos 100 metros para la base. La que subía se quedó entre la tercera y la cuarta y última torre.

En 2013, hace menos de 4 años, los servicios de emergencia realizaron precisamente un simulacro en el teleférico con la colaboración de la empresa. Consistía en atender una emergencia por parada de cabina. Algunos de los que participaron en aquel rescate ficticio, como el cabo Santos, estuvieron ayer en uno muy real, el mayor en la historia del funicular más alto de España.