Los médicos de Son Espases que atendieron a la mujer de 45 años fallecida tras una liposucción en un centro privado detectaron indicios de mala praxis en la intervención. Los facultativos, según explicó ayer uno de los hijos de la víctima, hicieron constar estas sospechas en un informe que ha llevado a la Policía y a un juzgado de Palma a abrir una investigación sobre lo ocurrido. La autopsia ha revelado que una bola de grasa se adentró en una arteria y acabó obstruyendo un pulmón, desencadenando una parada cardiorrespiratoria y una hemorragia interna. El médico que llevó a cabo la liposucción no tiene ninguna especialización acreditada, aunque no es un requisito para practicar este tipo de intervenciones, explicaron fuentes del Colegio Oficial de Médicos de las Islas Baleares (COMIB).

El titular del juzgado de instrucción número 3 de Palma, José Castro, ha solicitado ya, a través de la Policía Judicial, el historial de la operación al centro médico privado en el que tuvo lugar la intervención y toda la documentación del caso a Son Espases. El magistrado quiere aclarar si el fallecimiento de Fátima Cherkaoui se debió a una negligencia médica y si la atención que recibió fue la adecuada.

La mujer, marroquí y vecina de Santa Maria, acudió a la clínica a las ocho de la mañana del pasado lunes y media hora después empezó la intervención, según explicó ayer Kamal, uno de sus hijos. "Era una liposucción de la zona abdominal, fácil y sencilla. No tenían que quitarle mucha grasa. En los casos más importantes dura como máximo cuatro horas", cuenta el joven, que asegura que intervinieron a su madre tras aplicarle una anestesia general. Sin embargo, la mujer pasó más de ocho horas en el quirófano. "Las complicaciones empezaron a las cuatro de la tarde. Yo estaba allí, pero nadie me avisó hasta dos horas y media después", denuncia.

Hacia las seis de la tarde, la mujer entró en parada cardiorrespiratoria y se quedó sin pulso, por lo que desde el centro médico solicitaron una ambulancia al 061 y la mujer fue trasladada de urgencia a Son Espases. La víctima ingresó en la UCI del hospital poco antes de las seis y media de la tarde. Su estado era crítico.

"Tenía una hemorragia interna y le hicieron 24 transfusiones de sangre. Hubo siete médicos encima de ella toda la noche, pero ya me dijeron que las posibilidades de que sobreviviera eran mínimas", recuerda Kamal. Los peores presagios se cumplieron y la mujer murió el martes a mediodía.

Los médicos de Son Espases comunicaron el fallecimiento al juzgado de guardia de Palma y emitieron un informe en el que, según el hijo de la mujer, exponen sus sospechas de que hubo mala praxis. "No pueden entender cómo una liposucción acaba con una parada cardiorrespiratoria y una hemorragia interna", afirma.

La autopsia practicada al cadáver de la mujer permitió descubrir que una pequeña bola de grasa entró en una arteria. Desde ahí se desplazó a uno de los pulmones, que quedó obstruido, y se produjo la parada cardiorrespiratoria. Desde el Instituto de Medicina Legal de Palma se han remitido varias muestras a un laboratorio de la península para analizarlos y obtener datos nuevos que permitan seguir aclarando lo ocurrido.

La familia de Fátima tiene previsto repatriar el cuerpo de la mujer a Marruecos en cuanto el magistrado lo autorice. Mientras, su hijo Kamal ha contactado ya con un abogado especializado en derecho sanitario para personarse en el procedimiento judicial abierto.

El facultativo que practicó la liposucción no tiene acreditada ante el COMIB ninguna formación específica en medicina estética y cosmética ni figura como especialista en cirugía plástica, aunque no es necesario para practicar este tipo de liposucciones. Fuentes del COMIB explicaron que quienes las realizan se rigen por un código ético de la Sociedad Española de Medicina Estética (SEME), entre cuyos preceptos está no llevar a cabo intervenciones que requieran anestesia general, como habría sucedido en el caso de Fátima Cherkaoui, según el testimonio de su hijo.

El presidente del COMIB, Antoni Bennasar, incidió en que la liposucción es "un acto quirúrgico potencialmente peligroso" que requiere análisis previos para comprobar que la persona está en condiciones óptimas. Además, agregó Bennasar, precisa de un consentimiento informado en el que se expliquen de forma clara los riesgos que entraña para el paciente.