-¿Cómo está la situación en Son Banya? ¿Sigue siendo el gran centro de distribución de droga de Palma?
-Yo llevo aquí veintitantos años y he visto diferentes épocas del poblado. Por supuesto que se vende droga, pero comparado con los años noventa no tiene nada que ver. Está bastante de capa caída. Han ido cayendo unos clanes detrás de otros. Los grupos de Estupefacientes han hecho un trabajo magnífico.
-¿Cuántos clanes de narcos tienen detectados en el poblado?
-Estas cosas no las comentamos porque damos una información que le vale al enemigo. El poblado ha disminuido, hay menos puntos de venta, el nivel de comercio ilícito no es el mismo. Ha cambiado incluso el usuario de la droga. La más vendida ahora en el poblado es la cocaína y el consumo de heroína está en unos límites muy bajos. Sinceramente creo que hemos mejorado.
-¿Usted sería partidario de desmantelar el poblado?
-Yo no soy el encargado de estas cosas. Lo que sí puedo decir es que esto no es un problema policial. El que una zona de una ciudad se convierta en marginal depende de muchos factores y desmantelarla no depende de la Policía. Si se decide hacerlo, pues se hará y me parecerá perfecto.
-Durante su etapa en la UPR vivió muchos servicios conflictivos en el poblado.
- La primera vez que entré en Son Banya lo hice con el grupo de Estupefacientes. Era otra época, se entraba de una forma un poco rústica. Yo creo que el ejemplo que dio lugar a que eso se estudiara desde un punto de vista de seguridad más técnica, más científica y más actual fue un problema que tuvo la Policía Local en el cual agredieron a una secretaria judicial. El día que yo llegué a la UPR me di cuenta de que las entradas en el poblado había que hacerlas muy bien, porque teníamos que garantizar la seguridad de las personas que iban a trabajar allí. Diseñamos un sistema, aislando zonas, no dejando que las personas circulen por donde están actuando los investigadores... Hoy todavía se mantiene y estoy orgulloso de ello. Fue un reto y salió muy bien.
- Hubo un punto de inflexión en el poblado que fue cuando, tras una serie de incidentes graves, se optó por cerrar el acceso al poblado durante varios días.
-Sí, porque había una sensación por parte de algunos pobladores de que aquello era un espacio de impunidad. Y no lo es. Hay días que tenemos que entrar solo con un coche patrulla porque hay una persona que ha entrado con un coche robado, y hay que entrar y detenerlo. Y si el sospechoso es del poblado, que es cuando suelen complicarse las cosas, hay que hacerlo también. Hubo una serie de incidentes y se decidió que había que convertir aquello en un lugar donde pudiéramos entrar sin problema. Hubo una respuesta violenta por parte de algunos, utilizaron cócteles molotov, incluso quemaron algunos coches y fue muy espectacular. Si se plantea como una batalla, que yo creo que es un poco exagerado, la ganamos rápido. Desde entonces, la Policía entra en Son Banya y hace su trabajo sin problemas.
