Intervención estelar la de Carlos T.A., el líder de la banda de asaltantes paramilitares condenado a 143 años de prisión, 21 de los cuales de cumplimiento efectivo, que regresó hace más de una semana a la Audiencia de Palma. En este caso, declaró como testigo en un juicio por homicidio y robo con violencia en un chalé del Port de Pollença para exculpar a uno de los acusados. El hombre explicó que estaba en la cárcel de Palma de "cabo de módulo", donde recibía a los presos preventivos, y luego pasó a ser "el encargado de la biblioteca". Según su versión, en la prisión, los reclusos cuentan su caso "a todo el mundo". Carlos T.A. indicó que pasan las 24 horas del día allí dentro, como un 'gran hermano'. "Si la fiscalía pusiera un micro en el módulo, resolvería todos los casos", manifestó con ironía.
Otro testigo que declaró en la vista oral del asalto mortal en el Port de Pollença manifestó que la Guardia Civil le investigó a él como uno de los sospechosos del violento robo, pero, por suerte, la pulsera telemática que llevaba le salvó. "Yo encajaba con la descripción que tenían los agentes, era alto, moreno, parecía que era yo, pero me salvé por la pulsera", recalcó. "Casi pierdo el tercer grado, gracias a Dios que llevaba la pulsera y la Guardia Civil pudo comprobar que yo no había estado allí", añadió el testigo, que estuvo cumpliendo condena por otro crimen, durante su declaración ante el tribunal.
El cabecilla de los paramilitares recordó que fue Pablo Campos Maya, El Pablo, el histórico narcotraficante de La Soledat, quien le presentó en prisión a uno de los procesados por el asalto en el Port de Pollença. Según manifestó, en el centro penitenciario jugaba al dominó con "don Pablo". Carlos T.A. aseguró que iba a tener problemas en la cárcel por declarar como testigo en el juicio. "No tengo ganas de estar aquí, yo vengo por obligación porque di mi palabra al acusado y a Pablo", puntualizó. Por último, el exmilitar detalló que ahora se dedica a estudiar: "Estoy estudiando una carrera y me interesa salir cuanto antes de prisión".
Esta semana un conocido 'descuidero', con numerosos antecedentes a sus espaldas, fue juzgado en Palma por un robo con violencia. Aprovechó el momento en el que una madre con su pequeño hijo subía al autobús para meter mano en su bolso. La mujer se percató de que alguien estaba rebuscando en sus pertenencias y se giró. Entonces, se inició un forcejeo entre víctima y ladrón. El sospechoso huyó a toda prisa tras apoderarse de su cartera y se dirigió al centro de la ciudad. Las cámaras de seguridad captaron la secuencia en la que el hombre bajaba por unas escaleras a toda prisa. Así, pudo ser identificado por la Policía Nacional y luego detenido. Durante la vista oral, fue difícil encontrar la filmación. Cuando el vídeo fue exhibido, los presentes no vieron tan claro que el 'descuidero' fuera el acusado. Pero, un veterano policía nacional que declaraba como testigo no tuvo ninguna duda cuando le mostraron la filmación. Pese a que la secuencia era muy breve y el ladrón pasaba muy rápido, confirmó que se trataba del delincuente reincidente. El sospechoso es más que un conocido para los agentes de la Policía.
El jefe de la Policía Judicial de la Policía Nacional, el comisario Santafé, iba hecho un pincel el pasado jueves al mediodía en la Audiencia de Palma. Con traje y corbata parecía uno de los abogados del caso Nóos que en esos momentos se encontraban en el palacio de justicia, junto a los principales condenados, el marido de la infanta Cristina, Iñaki Urdangarin, y su exsocio Diego Torres. Santafé no había acudido a la sede judicial por la mediática vista, sino para asistir a una reunión periódica con otras autoridades.
La operación antidroga 'Forana', desarrollada por la Guardia Civil en varios pueblos de Mallorca, acabará con cerca de una veintena de condenas. Esta semana 19 narcos se conformaron en la Audiencia de Palma con penas que van desde los dos años de cárcel a los seis y medio por delitos contra la salud pública y grupo criminal. Solo uno de los sospechosos no reconoció los hechos y peleó por su libre absolución ante la sala. Para él, la fiscalía solicitó diez años de prisión.
