Caso Abierto - Diario de Mallorca

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José Luis Santafé: "Las actuaciones policiales han evitado que surjan nuevos casos de corrupción"

El responsable de los grupos de investigación de la Policía reclama más concienciación social para frenar la violencia machista y los abusos sexuales a menores: "Si callas, permites que ocurran"

El comisario José Luis Santafé, en su despacho de la Jefatura de Palma. b. ramon

El comisario José Luis Santafé, (Madrid, 1965), jefe de la Brigada de Policía Judicial, tiene una dilatada experiencia como policía. Entró en el cuerpo en 1990. Su primer destino fue San Sebastián, y en 1993 llegó a Palma, donde estuvo en Estupefacientes hasta 1995. Tras un paréntesis de tres años en Madrid, volvió a Mallorca, destinado a la Policía de Proximidad. Luego fue jefe de las Unidades de Prevención y Reacción (UPR) y de los coches patrullas (zetas). Tras ascender a comisario en 2012 ha sido Jefe de la Brigada de Seguridad Ciudadana en Las Palmas y jefe de la comisaría de Eivissa. Destinado de nuevo a Palma, dirigió el dispositivo de seguridad del juicio del caso Nóos.

-En Balears el año pasado hubo 10 homicidios de los cuales 6 eran casos de violencia de género. ¿A qué se debe este repunte?

-Es una lacra, uno de los grandes problemas que tienen las sociedades occidentales, no solo España. Hay un problema de machismo en el fondo, de mala educación, de una mala cultura, una mala forma de entender las cosas que viene de nuestros ancestros. Se están intentado poner medios para atajarlo.

-¿Y qué se puede hacer?

-Desde el punto policial se pueden hacer muchas cosas y se hacen. Los cambios legislativos, las medidas de protección, las valoraciones de riesgo, las órdenes de alejamiento ayudan a mejorar algunos de los casos, pero no solucionan totalmente el problema. Tenemos que intentar llegar a tener una sociedad que sea más igualitaria, más justa, más razonable. Borrar de nuestro ADN cualquier manifestación de machismo y misoginia. Las mujeres son iguales que los hombres en todos los sentidos, en cualquier actividad de nuestra vida. Y pensar que si alguien no es para mí no es para nadie es prácticamente de la época de las cavernas.

-En Homicidios tienen un índice de resolución de delitos muy alto, pero hay un par de casos que están pendientes de resolución desde hace muchos años, como el de Ana Eva Guasch.

-Si quiere usted mirar a la parte de atrás, verá que hay una foto en la estantería de Ana Eva Guasch. La tenía mi antecesor en el puesto, Toni Cerdà, y no la quise quitar. En el grupo de Homicidios hemos tenido que hacer un relevo. Al saberlo, el juez Castro nos llamó y nos volvió a dar todo el expediente otra vez para que personas nuevas, con ojos nuevos, volvieran a revisarlo. Puede parecer un acto de paripé, pero no lo es. Si aparece una ranura por donde meternos, nos meteremos.

-El gran problema en este caso fue que no había cadáver, y aunque había un sospechoso muy claro no se le pudo acusar.

-Ahí se juntó también que las técnicas, la ciencia forense, todavía no había dado el salto de calidad de los últimos años. Los temas de ADN y de investigación han dado un salto de calidad tremendo. Si a lo mejor esto hubiera ocurrido un poco más adelante, hubiéramos tenido otras posibilidades. Ana Eva es una espina clavada para la Policía.

-¿El análisis del ADN es la mayor revolución que ha experimentado la investigación policial?

-Es como cuando los científicos en el siglo XIX se dieron cuenta de que la huella digital es personal e intransferible, que la posibilidad de que haya dos iguales casi no existe. Hoy está la huella genética, que es la misma revolución dos siglos después.

-Permite resolver casos que de otro modo quedarían sin aclarar.

-Algunos casos se están resolviendo con muestras genéticas que en su día se guardaron, con el pañuelo o la ropa de una persona que murió hace veinte o treinta años, cuando estas técnicas no existían.

-Usted se encarga también de los casos de delincuencia económica, entre ellos los de corrupción política. ¿Ha acabado ya la explosión de casos que hubo hace unos años?

-Hay investigaciones en marcha, pero no están surgiendo muchos nuevos casos. Parece que si alguien estaba haciendo algo mal, en general ha dejado de hacerlo.

-Parece que ha cundido cierto ejemplo, después de las detenciones y las condenas que ha habido.

-Y me parece una buena noticia. Me alegro de formar parte de los que han cortado unas prácticas que parece que estaban más generalizadas de lo que creíamos.

"Para luchar contra la violencia machista tenemos que lograr una sociedad más justa e igualitaria"

-Se podría decir entonces que las investigaciones policiales y judiciales que se han hecho durante estos años han afectado a la forma de actuar.

-Han actuado de forma preventiva para los próximos años. Esperemos que dure, porque ese dinero es de todos.

-¿Por qué Balears ha estado en cabeza en este tipo de casos? ¿Se ha investigado más aquí o el nivel económico propiciaba la corrupción?

-Probablemente sea un cúmulo de circunstancias. Creo que hay muy buenos investigadores y gente muy valiente tanto en el ámbito policial como en el fiscal y judicial. También hay una actividad económica grande, las islas son especialmente ricas, con lo cual, la persona que quiere delinquir busca el lugar donde hay mas posibilidades. Y creo que fuimos un poco pioneros, porque esto ha ocurrido luego en más sitios pero más tarde, con operaciones del mismo corte, de la misma fibra que estas, como la Púnica en Madrid

-Otro de las casos importantes que llevan es el de la corrupción en la Policía Local de Palma. ¿Hasta dónde va a llegar?

-Me van a perdonar que no les hable mucho de este tema porque está bajo secreto de actuaciones. Ha habido un numero elevado de imputados, pero la Policía Local tiene cerca de un millar de miembros. No se puede generalizar a todos los policías que desarrollan su trabajo honradamente. Al contrario, son una minoría, aunque más de los que nos gustaría a todo el mundo. Nosotros trabajamos diariamente con ellos y la mayoría trabajan, se meten en los incendios y rescatan a la gente, se juegan el físico señalizando accidentes... Tienen todo mi respeto. Pero cuando alguien hace algo mal hay que investigar, depurar las responsabilidades hasta que se aclare hasta el último detalle. Vamos a intentar llegar hasta el final.

-Parece que queda todavía una parte importante por salir. Se ha tocado a policías y a políticos, pero faltan los corruptores, la parte empresarial.

-Siguiente pregunta. No puedo hablar del tema.

-¿Ha llegado a enturbiar las relaciones entre los dos cuerpos esta investigación?

-A mi nivel no. Puede que haya algún roce en otros niveles porque algunos policías nuestros han tenido que detener a personas que eran o que todavía son policías locales. Y es muy difícil de encajar eso en algunos casos. En la mayoría de los casos no ha habido grandes problemas ni dificultades a la hora de hacer nuestro trabajo.

-¿Tiene una dificultad añadida el hecho de investigar a otro cuerpo policial?

-Sí. Bueno, tiene la complicación añadida de que saben más procedimientos que el resto de los ciudadanos. Pero para nosotros son iguales que los demás, no investigamos a personas porque tengan o menos más dinero, porque sean policías o no. Cuando hay un hecho delictivo se investiga, independientemente de la persona, de su profesión.

-Mallorca ha sido utilizada en ocasiones por grupos mafiosos extranjeros, como retiro discreto de los capos, y un lugar donde blanquear el dinero que obtienen en otros sitios de actividades delictivas. ¿Tienen detectados casos de estos?

-Aquí ha habido algunos casos de delincuencia organizado internacional, como los Ángeles del Infierno, personas de la antigua Unión Soviética, o en Eivissa la banda del Rolex, que es la camorra napolitana pura. Es cierto que las manifestaciones de delincuencia organizada algunas veces tienen ramificaciones del extranjero, pero el grado de organizaciones internacionales que se detectan no es muy elevado. Hay delincuentes que utilizan las islas para ocultarse, como lugar donde refugiarse y pasar desapercibidos. El blanqueo ahora mismo es complicado porque hay unos controles muy grandes, tiene que venir muy elaborado. Lo que llega aquí ya se ha blanqueado en paraísos fiscales. Balears no es un gran centro de blanqueo.

-Usted ha estado en Eivissa, que durante muchos años ha sido un laboratorio de experimentación de las nuevas drogas. Allí apareció por primera vez el éxtasis y luego los derivados. Durante su época en la isla, ¿detectaron nuevas drogas?

-Sí, hay algunas sustancias que van apareciendo. Unas son derivados de otras que ya existen, otras son usos indebidos de las que ya se conocen, como la ketamina, que se consume en algunas zonas de ocio y es un anestésico para el ganado. Hablaban de la droga caníbal, pero nosotros tampoco creemos que sea una droga nueva, sino más bien alguna adulteración que se ha hecho sobre algo.

-¿Qué es lo más raro que encontraron por allí?

-Lo más raro fue que volví a encontrar LSD, que hacía 20 o 25 años que no lo veía. Lo que me sorprende a veces es la facilidad que tiene la gente para consumir cualquier cosa que le ofrecen, sin ninguna garantía sanitaria y poniendo en riesgo su vida.

-Usted está al mando también de la Unidad de Familia y Mujer. ¿Cuántas mujeres están protegidas policialmente? ¿Hay casos de riesgo extremo?

-Actualmente hay unas 200 mujeres a las que se ha detectado algún nivel de riesgo, entre bajo y extremo, y otras 500 con riesgo no apreciado. Los casos de riesgo extremo surgen periódicamente. Es una valoración policial de riesgo que suele ceder con el tiempo. Es muy importante atacar las circunstancias y recuperarlas cuando vuelvan a darse otra vez. Esto exige una coordinación entre administraciones, por ejemplo, nos tiene que avisar la prisión de que un sospechoso va a salir y tiene unos mecanismos que son complejos.

-También se encargan de los asuntos de acoso escolar entre menores. ¿Tienen detectados muchos casos de estos?

-No muchos, pero hay algunos. Son casos aislados los que se denuncian. Todos hemos sufrido a los matones del colegio, esto no es algo nuevo, ha existido toda la vida. Ahora lo que pasa es que afortunadamente la sociedad va avanzando y no permite estas cosas. Y sobre todo no lo permite en aquellos casos en los que es especialmente grave. No hay un número significativo de casos.

-Por lo que dice, no pasa nada que no pasara hace 15 años.

-Lo que ha cambiado es la sensibilidad que tenemos hacia ciertas cosas. Probablemente maltratar a la mujer dentro del matrimonio hace 40 o 50 años tenía un enfoque diferente al que tenemos hoy. Yo creo que en eso nos tenemos que felicitar. Las denuncias suben porque la gente cada día tiene menos miedo. Antes no había balances, no había estadísticas... Creo que es una evolución positiva."Pese al número de imputados en la Policía Local, la gran mayoría de ellos son buenos profesionales"

-Hay gente que se queja también de que los hombres no estamos en igualdad de condiciones ante la ley en estos casos, que siempre se da prevalencia a la versión de la mujer.

-Puede ser que haya un exceso, que el péndulo esté hacia un lado, pero porque hay que proteger a las mujeres, porque tenemos un problema muy grave y el legislador ha preferido que alguien pueda dormir una noche en el calabozo de forma si puede salvar una sola vida.

-¿Hay alguna investigación abierta o denuncia reciente por abusos sexuales en el seno de la Iglesia?

-Ahora mismo no tenemos ningún caso. Lo que sí que hay es un número significativo de casos de abusos sexuales a menores. La inmensa mayoría de los autores son del entorno de la víctima. Es otro de los elementos de evolución de nuestra sociedad. Ha ocurrido en otros tiempos seguramente también, pero se silenciaba, se consideraba que aflorar esto era una vergüenza para la familia y para la propia víctima. Yo animo a todas las personas que tengan cualquier problema a que lo denuncien, que aquí estamos para ayudar, igual que a las mujeres maltratadas.

-¿Cree que sería necesario un mayor apoyo social, una mayor condena social, que tenía que haber más implicación de vecinos, de la sociedad en general?

-Yo creo que se ha mejorado mucho en ese sentido. La mayoría de los casos que nosotros tratamos en inmediatez, es decir cuando acudimos a un episodio de malos tratos, el que llama es un vecino, un familiar lejano o un amigo de la persona que está siendo agredida. Muchas veces no tenemos luego el respaldo de la víctima, lo cual da igual porque en este caso la Policía y el sistema legal actúan de oficio. ¿Haría falta más reproche social? Pues probablemente tendremos que concienciarnos más, nunca es suficiente. Vamos a mejor pero tal vez haría falta más. Sobre todo que nadie proteja al que hace esto. Proteger a un maltratador o a una persona que abusa de un menor es absolutamente impresentable. Ya no hablo de protección activa, sino de callarse. Si no dices nada, estás permitiendo que eso ocurra.

-¿Cuál es la modalidad de robos más frecuente que se está dando en Palma?

-La mayoría de los casos que tenemos son robos muy burdos, con una entrada muchas veces con forzamiento, bastante salvajes y para llevarse un botín exiguo, el cambio de un bar, la recaudación de las máquinas tragaperras o cuatro joyas de una familia humilde. Hemos tenido algunas manifestaciones en las islas de especialistas en robos. El último año que estuve en Eivissa se detuvo a dos bandas de butroneros que llevaban años actuando y eran una de esas espinas que llevábamos clavadas. Eran gente profesional, que abría cajas fuertes con oxicorte. Se hizo conjuntamente con la Guardia Civil. Antiguamente también se detectaban algunas bandas itinerantes, que venían desde la península.Pero en este último año no hemos tenido estas incidencias de bandas organizadas.

-Usted fue también el jefe del dispositivo de seguridad en el juicio del caso Nóos. ¿Cómo lo vivió? ¿Cuál fue el mayor desafío?

-Fue un juicio muy mediático, sobre todo el inicio, los primeros días. Nosotros tenemos que actuar en esos casos dándole gusto a todo el mundo: a la autoridad judicial, que fue la que encargó las cuestiones de seguridad que estimó oportunas y que atendieron en todo caso, a los periodistas que quieren informar y tienen todo el derecho y creo que se les dio un trato muy bueno, y al público que también quería asistir, algunos en manifestación, otros en el interior para ver el juicio. Al final la Policía se convierte, junto con el tribunal, en el organizador del evento en lo que respecta a la seguridad y a los accesos. Hay que destacar el trabajo de la Unidad de Prevención y Reacción (UPR) y el grupo de Motos que son los que han llevado el peso, y en los días más intensos a la Unidad de Intervención Policial (UIP), que vino desde distintas ciudades a apoyarnos. El dispositivo debió de estar bien equilibrado, porque no hemos gastado muchos recursos y la cosa salió francamente bien, porque nadie se ha quejado.

-Cubrió también en Palma todas las movilizaciones del 15-M. ¿Cómo vivió aquello?

-Ya teníamos una experiencia anterior, que fueron las manifestaciones del 'No a la guerra' y todo lo del 15-M lo vivimos con bastante normalidad. Era un movimiento que surgía en un momento en el que la sociedad no comprendía algunas cosas de sus políticos y a nosotros nos tocó estar ahí en medio. Prácticamente no hubo nunca ningún problema. Solamente hubo un incidente un día, que hubo lo que ellos llamaron carga policial, pero fue una intervención de relativa poca intensidad. La mayoría de la gente que iba a estas cosas era gente extraordinariamente buena y normal, que se sentía en un momento de crisis y de frustración. Pero siempre ha habido grupos violentos, que existían antes de este movimiento y que lo utilizaron. Y al final, no es un club donde le piden el carné a alguien para entrar. Y ese pequeño grupo que no se comportaba, utilizó al resto de la gente para ocultarse entre ellos. Aquel día hubo agresiones a varios policías y no quedó mucho más remedio que actuar. No hubo mayores consecuencias. Y al final, cuando llegaron las órdenes a nivel nacional de desalojar la acampada porque ya había problemas sanitarios, tampoco hubo grandes problemas. Nosotros hablábamos mucho con todos los chicos, con los que se podía, y lo entendieron y se fueron. Estar en una calle protestando está muy bien pero lo que hay que hacer es canalizarlo hacia una normalidad política. Somos un país que tiene sus libertades garantizadas.

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