Entrevista
Juan Tomás Macías Martín: "Confío en poder resolver las desapariciones pendientes para que las familias puedan descansar"
"Es muy difícil actuar contra la violencia machista si no tenemos información"
Marcos Ollés Palma
Juan Tomás Macías Martín (Salamanca, 1973) está desde el pasado mes de marzo al frente del grupo de Homicidios y Desaparecidos de la Jefatura Superior de Policía de Balears.
-El año pasado murieron seis mujeres en casos de violencia machista en Balears, el peor dato desde que hay registros. ¿Qué explicación hay para que siga aumentando el número de víctimas?
-Es un delito muy personal, que suele implicar a dos personas, y cuando se juega con los sentimientos es difícil denunciar. No hay denuncias y luego llega el extremo. No es una explicación, pero cuando las cosas van mal, si no has puesto antes en conocimiento lo que te está ocurriendo para poder hacer algo... Nosotros en 2016 solo tuvimos un caso [la muerte de Celia Navarro a manos de su marido en Son Cotoner], pero es que no había denuncia. Todo el mundo dice ahora que no se llevaban bien, pero nadie dijo nada en su momento. En el grupo de Homicidios actuamos siempre a posteriori, si la Unidad de Familia y Mujer (Ufam) no tiene conocimiento previo, poco podemos hacer. Desgraciadamente, es así.
-¿Estos datos suponen un fracaso de las políticas de prevención?
-Más que un fracaso es que quizá se satura con tanta información. Siempre piensas que nunca te va a pasar a ti y a lo mejor el exceso de información perjudica. Se ven tantos casos que lo interiorizas, lo ves como algo normal, cotidiano. Y ese es el problema. Es un delito de sentimiento, para la Policía es complicado combatirlo si no tienes información. Si teniéndola ya es difícil, y pueden acabar mal, si no la tienes no puedes actuar.
-Su grupo investigó uno de los seis asesinatos de mujeres, el de Celia Navarro en la barriada de Son Cotoner, en Palma.
-En ese caso no consta ninguna denuncia anterior. Ahora tenemos información de que la situación no iba bien, que la pareja tenía sus problemas. Pero lo sabe todo el mundo menos quien lo tiene que saber. Creo que la gente teme lo que le pueda pasar al otro si le denuncia. Es verdad que le puedes fastidiar la vida y hay que denunciar cuando hay que denunciar. Cuando la cosa está mal hay que perder el miedo. Muchas veces dices ya cambiará, pero cambia cuando ya no puedes hacer nada.
-La mayoría de las mujeres asesinadas no había presentado denuncias. ¿Se puede entender que denunciar sirve para evitar tragedias?
-Yo pienso que sí. Denunciar no implica que ya no le va a pasar nada, pero se ha visto que las muertes suelen ser de personas que no habían denunciado. Pasó con el tema de Guardia Civil, que dicen que si había ido o no había ido... Cuando estaba de jefe en una comisaría de Tenerife tenía verdadero pánico porque era un delito nuevo. Teníamos muchos casos de turistas que bebían y se pegaban el uno al otro. Y claro, tenías a los dos con lesiones y pensabas: ¿Qué ha pasado? ¿A quién detengo? La suerte es que yo hablé con el juez y me dijo que si tenía dudas, le pasara a los dos. Había casos que detenías al hombre y entonces la mujer te pegaba a ti por detenerlo. Desgraciadamente, lo malo siempre le pasa a quien no ha denunciado.
"Las bandas latinas están volviendo a organizarse y hay más que antes, pero las vigilamos de cerca"
-Muchas veces el homicidio es la primera evidencia que tiene la Policía de un caso de malos tratos.
-Desgraciadamente, sí. En el caso de Son Cotoner no había antecedentes de malos tratos. La relación, por lo que dicen ahora los familiares, no iba bien. Pero nunca nadie se imagina que puede acabar así, porque si no se habrían puesto los medios para evitarlo. Y cuando ocurre, ya no hay marcha atrás. Por mucho que preguntes a los allegados, la relación es de dos. En este caso concreto, una parte no ha declarado y la otra no podrá contar su versión.
-El grupo de Homicidios de la Jefatura de Palma tiene desde hace años una tasa de resolución de casos muy alta.
-Y esperemos que siga así. Es un reto. Hay pendiente alguna desaparición inquietante que desgraciadamente va a ser complicado resolver, y estamos retomando una investigación antigua antes de que prescriba judicialmente. Cuando yo llegué, el grupo tenía buena fama. Es un grupo que necesita mucha implicación y no hay horario, no puedes planificar y tienes que actuar cuando suceden las cosas. Y pueden suceder a las dos de la tarde o a las dos de la mañana. Necesita mucha dedicación.
-Como suele decirse, el suyo es un puesto que acaba 'quemando'.
-Es un puesto que si quieres hacerlo bien te tiene que acabar quemando. Como todos. Yo llevaba 10 años en la UCRIF. Tenía la misma motivación que el primer día, pero acabas diciendo 'otra vez lo mismo', y no ves resultados. Cuando sabes que los delincuentes van a prisión parece que es otro aliciente. Nunca he trabajado por número de detenidos, pero es verdad que a lo mejor estás un año con seguimientos, pinchazos, y a los dos días de detenerlos salen en libertad y a ti te quedan seis meses de papeleo. Te queda una sensación... Pero hay que seguir y luego con una cosa que te salga bien recuperas el ánimo. También te llevas satisfacciones, como un caso que tuve en Valencia que pudimos rescatar a un niño secuestrado por una red de proxenetas, que lo tenían en un cuarto sin ventanas y durmiendo en una alfombra.
-Además de homicidios, su grupo también investiga otros delitos. ¿Qué casos le ha tocado investigar desde que llegó al puesto?
-Sí, nos encargamos de las lesiones graves, los accidentes laborales con víctimas mortales o heridos muy graves, y los casos de adultos desaparecidos. Accidentes laborales tuvimos un fallecido en un taller mecánico y una chica muerta al ser atropellada por un camión en el puerto. Ahora estamos investigando la muerte de un paciente de un hospital que dice la familia que es una negligencia médica. El hombre se operó y salio bien, pero dicen que le dieron un medicamento al que era alérgico y eso sería un homicidio imprudente. Está en fase inicial porque tenemos que esperar los resultados de la autopsia y del laboratorio de toxicología. También asumimos peleas con lesiones muy graves o en las que se utilizan armas.
-Hace unos años hubo un 'boom' de las bandas latinas, que causaron muchos problemas e incluso estuvieron implicadas en un homicidio. ¿Cómo está la situación?
-Está más calmada. Sigue habiendo bandas y creo que no quedará mucho para que vuelvan a resurgir de sus cenizas. A lo mejor no con la fuerza de hace unos años, pero parece que vuelven a estar organizándose e incluso hay más bandas que antes, se han creado más. Las vigilamos de cerca. Las agresiones que hemos investigado hasta ahora son lo que se llama peleas de bar, no enfrentamientos de bandas.
-¿Tienen alguna desaparición inquietante pendiente de resolver?
-Tenemos algún desaparecido, pero no se pueden considerar inquietantes. Más bien son desapariciones voluntarias y lo difícil es que si ellos no quieren aparecer, no van a aparecer. No hay riesgo para su vida, son gente que se ha querido marchar. Tenemos un chico francés que han venido sus padres a denunciar la desaparición. Saben que está aquí, aportan certificados médicos de que no está bien, pero es mayor de edad. Hace un tiempo incluso fue detenido, pero ahora no aparece, no está localizado, aunque sabemos por dónde se mueve. Si lo localizo lo único que puedo hacer es preguntarle si quiere que se lo comuniquemos a su familia. Hay casos de gente que no quiere. Tenemos otro caso de un hombre cuya sobrina denunció que se había ido con mucho dinero. Él la llamó y le dijo: "Me voy a gastar todo el dinero, que es mío". Le dije que retirase la denuncia, porque si sabes que está bien es una desaparición voluntaria. De esas hay muchas.
-El número de desaparecidos en España es muy elevado.
-Para todas las denuncias que hay, el número de desapariciones inquietantes es mínimo. El problema es que son casos muy mediáticos, como los de Diana Quer, el de Ana Eva Guasch o el de Yéremi, que me pilló estando en Tenerife. ¿Qué les dices a las familias? Si te pones en su lugar, lo que interesa es tener un cuerpo que poder velar y enterrar y ya tener la certeza de lo que pasó. Porque la incertidumbre es lo peor, va a estar pensando en ello toda la vida. Es lo que más me preocupa, que aparezcan como sea para que la familia descanse. Ante un caso como el de Ana Eva Guasch, ¿qué le digo a la familia? Que continúo, que continúo, pero es que muchas veces prefiero no decirle nada si no hay nada nuevo, porque después de tanto tiempo, pueden estar en una época tranquila y basta que les llame yo para reavivarlo todo.
-¿Ha revisado los homicidios y desapariciones sin resolver, como la de Ana Eva Guasch?
-Hemos revisado varios asuntos, y en algunos soy la cuarta persona que los mira. No quiero saber nada de ellos que no esté escrito para no coger ningún vicio. A lo mejor otros ojos ven otra cosa, voy mirando el expediente y lo que se nos ocurra, se mira. Nunca sabes, muchas veces es suerte, dependes de que ese día estés iluminado, y veas un detalle, o detectes un comentario que se hizo en su momento al que entonces no se dio importancia y ahora te llama la atención. El objetivo principal es que aparezca y la familia pueda descansar y confío en poder hacerlo. Creo que a las familias lo que menos les importa ya es quién lo ha hecho. No se resolverá hasta que aparezca y ellos estén tranquilos. Son casos que se siguen investigando, me gusta saber qué se hizo bien y qué se hizo mal. Sirven también para ir aprendiendo por si tenemos que enfrentarnos a un caso similar. En el grupo somos muy poquitos, seis personas, y no podemos dedicarle todo el tiempo que quisiéramos. Pero confiamos en resolverlos.
"Estamos investigando la muerte de un paciente por una posible negligencia durante una operación"
-¿Cómo se afrontan estas investigaciones tantos años después?
-Cuando ha pasado tanto tiempo, no creo que sirva volver a tomar declaración de nuevo a las familias. Es dar falsas esperanzas y puede ser contraproducente. Cuando haya algo concreto, el primero que lo sabrá es el juez y el siguiente el familiar. Si no tengo nada concreto prefiero que ni se hable del tema. Se trata de agotar vías, porque no perdemos nada. Son investigaciones por las que ha pasado mucha gente y ahora tenemos la ventaja de que lo miramos con perspectiva y trabajamos sin la presión mediática del primer momento. También tiene el inconveniente de que ves cosas que tú habrías hecho de manera diferente en su día.
-Ahora tienen medios que entonces no existían. ¿Podrían ayudar estos avances a resolver los casos pendientes?
-Los medios han avanzado mucho. Por ejemplo, el teléfono. Antes no podías balizar un móvil ni controlar las antenas. Pero igual que han cambiado, han surgido problemas, porque no tenemos toda la información y los datos pueden saturarte. Los métodos policiales siguen siendo los mismos, lo principal es la intuición, y eso no va a cambiar nunca.
-Son casos en los que ahora pueden trabajar con mucha menos presión que al principio.
-Yo prefiero ser discreto, que no haya investigaciones televisadas. No puedes evitar que los casos sean mediáticos, pero que lo sean el tiempo justo. Y luego poder trabajar con tranquilidad.
-Entre los casos pendientes hay un triple asesinato, el del empresario Manfred Maisel, su hijo de 8 años y una de sus empleadas, muertos a tiros en 1997. Diez años después se detuvo a un sospechoso, pero quedó libre sin cargos.
-He leído la documentación y creo que hay algo más. Me da la impresión de que algo no se hizo bien y ahora ya no se va a poder hacer. Me parece que había otra vía, que a lo mejor había que haber esperado. Hay algo que yo no haría igual. Sobre todo las gestiones del principio, yo no las habría hecho de ese modo. Con la lectura que le he dado, no creo que lo vayamos a resolver.
-En los casos de desaparecidos suelen trabajar contra el reloj. ¿Las primeras gestiones que se llevan a cabo son las más importantes?
-La gente está muy equivocada, porque hay un bulo que dice que hay que esperar 24 horas para denunciar. Si esperas ese tiempo, a mí me estás fastidiando. Porque un día, y sobre todo en una isla, es mucho tiempo. Hay desapariciones y desapariciones. Por ejemplo, si quedas con tu hija a las 10, y a las 11 no ha venido, ya no te coge el teléfono y las amigas te dicen que la dejaron en un taxi, no esperes 24 horas. Vete a denunciar porque a lo mejor hay suerte y todavía la encontramos con vida. Si se denuncia lo que realmente se tiene que denunciar, no estaríamos hablando del volumen de denuncias que tenemos, hay que valorar si es inquietante o no. Hay que analizar cada caso, no hay un manual, y depende de las circunstancias. Yo prefiero y he dado órdenes para que si una desaparición es inquietante me avisen, porque el protocolo que se activa es muy diferente, y quiero valorarlo desde el primer momento. Son importantes esas primeras horas y no esperar. Hemos encontrado a personas que estaban a punto de suicidarse por muy poco tiempo. Hubo un caso que nos avisaron y encontramos a la persona intentado quitarse la vida.
Suscríbete para seguir leyendo
- La superborrasca Éowyn llega a España: así afectará a Mallorca, según la Aemet
- Gabriel Escarrer, presidente de Meliá: “Estoy totalmente en contra de llegar a los 100 millones de turistas. No es sostenible”
- Heridos seis pasajeros de un autobús de la EMT que ha tenido que frenar bruscamente en las Avenidas de Palma
- Ni Madrid ni Barcelona, Palma ya es la ciudad más cara para vivir
- Medida inédita en la educación en Baleares: Una mesa paritaria decidirá si obliga al profesor condenado por acoso a pasar una evaluación psiquiátrica
- China Taste 2025 aterriza en Mallorca: todo lo que debes saber del popular evento para probar comida asiática a precios asequibles
- Vuelo sin escalas entre Palma y Nueva York: Todas las novedades de la ruta aérea
- Palma-Dubái, posible nueva ruta aérea desde Mallorca para abrirse a Asia