Entrevista
María Montserrat Marín: "El riesgo de atentado en Palma existe, pero es menor que en otras ciudades"
"A los ciudadanos no les llegan tanto delitos como el blanqueo como si les roban el cedé del coche"
Xavier Peris / Lorenzo Marina Palma
La nueva comisaria jefa de la Brigada de Seguridad Ciudadana de Balears, al mando de más de 200 agentes, posee un amplio bagaje que le ha hecho pasar por un buen número de especialidades policiales. Su primer destino, nada más salir de la academia, fue Palma. Aquí se encargó de la Oficina de Denuncias y en el Grupo de Delincuencia Económica desentrañó el intrincado patrimonio del clan de La Paca. De la capital balear pasó a la Brigada Central de Estupefacientes y se especializó en las organizaciones de traficantes de cocaína gallegos. Tras cinco años como docente en la Academia de Policía, fue jefa de Seguridad Ciudadana, de la Brigada de Extranjería y Policía Científica en Aranjuez. Su currículum incluye un diploma olímpico en Barcelona 92 con la selección española de balonmano.
-La Brigada de Seguridad Ciudadana agrupa a todos los policías uniformados que son los que más directamente percibe el ciudadano ¿ En este sentido Palma está bien dotada?
-La seguridad nunca es suficiente, siempre nos faltan efectivos. Contamos con número bastante importante de policías, porque aquí también se está dando mucha prioridad a la seguridad ciudadana, pero yo estimo que nos faltan unos 50 agentes para poder cubrir más adecuadamente los servicios.
-Recientemente ha habido quejas de los sindicatos policiales por carencias en su brigada. Dicen que hay pocas patrullas operativas sobre todo las noches y los fines de semana.
-La jornada laboral es la que se ha pactado aquí con los sindicatos. Eso nos ha llevado a hacer unos nuevos turnos que han detraído unidades. Actualmente, sería deseable tener un par más de radiopatrullas en la calle. Pero con los coches que estamos sacando estamos cubriendo todos los sectores y dejando un recambio para eventos extraordinarios. Nos hace falta gente, pero no estamos en un déficit alarmante ni mucho menos. Estamos cubriendo las necesidades de seguridad. Podríamos cubrirlo mejor y reducir los tiempos de atención al ciudadano, pero mantenemos los índices de eficacia y los coches zeta estamos llegando a todo.
-El Govern se ha unido a estas peticiones y reclama que se tripliquen los refuerzos de verano. Pide que se aumenten de 200 a 600 agentes para cubrir el aumento de turistas.
-Entiendo que los presidentes de cada comunidad autónoma soliciten una mayor presencia policial. El número de efectivos está perfectamente estudiado para cubrir las necesidades tanto de turistas como de asistencia a la Familia Real y demás eventos extraordinarios que surjan. Hay que repartir por toda la geografía nacional tanto las UIP (Unidades de Intervención Policial o antidisturbios) y los GEO. Considero que la aportación de efectivos es bastante generosa.
-¿Considera entonces que Palma es una ciudad segura?
-Totalmente. De verdad lo creo.
-¿Y las noches están bien cubiertas?
-Las noches están bien cubiertas. De hecho, si miramos dotaciones de servicio no hay un detrimento. Podemos tener seis o siete zetas tanto de mañana, como de tarde y noche. Y los servicios extraordinarios. que surgen se están cubriendo con la Unidad de Prevención y Reacción (UPR), como se ha visto en la fiesta de Sant Sebastià y en todas las actividades lúdicas.
-Ahora que se acaba de incorporar al puesto como comisaria ¿cuáles serían sus prioridades?
-Mi prioridad es ver qué se puede mejorar racionalmente y no dejarme llevar por las ganas y la ilusión que tengo, sino establecer las prioridades que van a dar un beneficio a los ciudadanos y respetar los derechos de los policías también.
-¿A su juicio, cuáles serían los lugares más conflictivos de Palma?
-Los lugares más conflictivos normalmente se asocian a las zonas con un mayor deterioro económico. Actualmente estamos actuando mucho en barrios como Son gotleu o Corea. Y el Paseo Marítimo también, por los hurtos. Estamos dando servicio a todas las zonas turísticas. También hacemos muchísimas labores asistenciales, que no son peligrosas pero requieren la atención policial y les da seguridad a la gente.
-A su brigada también le compete la lucha contra el terrorismo....
-Estamos muy pendientes de este tema, en contacto con las policías locales. Aportamos medidas en la Challenge, en la Fira del Ram, en la festividad de las Illes Balears y estamos dando seguridad en el puerto.
-Ahora mismo seguimos en nivel 4 de alerta terrorista. ¿En qué se traduce esto?
-En todas las medidas que por ley debemos cumplir. Nosotros tenemos un protocolo de actuación terrorista en el que se establece con claridad qué medidas obligatorias y qué medidas adicionales se deben poner en cada nivel. El nivel 4 es un nivel activo, un nivel medio-alto, más preventivo que represivo. Hacemos filtros continuos, requisas en los lugares más emblemáticos, contactos y supervisión de todas las infraestructuras críticas -energía, gas, electricidad, agua-, mayores vigilancias e identificaciones en el puerto, en lugares de aglomeración de gente. En el aeropuerto y en el puerto vamos a llevar, además de las identificaciones de personas sensibles, la inspección de vehículos que podrían llevar explosivos o corregir posibles déficits de seguridad que podamos observar... Más identificaciones y controles selectivos en todos los lugares de ciudad.
-¿Hasta qué punto existe un riesgo en Palma de que se pueda producir un atentado como los que han ocurrido en Francia o en Alemania?
-El riesgo existe. Es un lugar turístico y emblemático, pero el nivel de Palma es mucho menor comparado con otras poblaciones más asociadas al fenómeno del Daesh como puede ser el sur de España, donde reclutan a personas. O de Madrid, donde están la mayoría de los organismos oficiales y el Gobierno de la nación. En Palma, por supuesto, mantenemos el dispositivo preventivo, porque esa es nuestra función. Pero no tenemos una especial amenaza terrorista.
-¿No han detectado elementos que pudieran ser considerados sospechosos?
-No. Y los que se detectan se controlan. Si enviáramos mensajes de alarma a la población sería un caos. Se controlan pisos, alquileres de vehículos, pasajes de barcos, pasajes de avión, antecedentes de los delincuentes, relaciones entre delincuentes de un origen determinados, internet... Absolutamente todo.
-Entendemos que esa es una de las prioridades de su brigada.
-Nuestra prioridad es hacer prevención en la calle. Hacer informes que puedan tener relevancia para la Brigada de Información, controles de todos los feriantes, de todos los vehículos que accedan a la feria, vehículos de la vuelta ciclista. Hacemos identificaciones masivas de todos los antecedentes de todos los conductores de vehículos pesados, que es un riesgo, como se ha visto en Berlín. Eso es lo que yo quiero impulsar: chequear todo lo que se mueva y pueda causar algún daño.
-Uno de los puntos negros de Palma es el poblado de Son Banya. Su brigada llegó a cerrarla y se produjeron auténticas batallas campales cuando intentaron estrangular económicamente a los narcos al identificar a los que iban a comprar droga. ¿Cómo está la situación ahora?
-No estaba en Palma entonces, pero tengo conocimiento de ello. Seguimos haciendo patrullas preventiva allí. Seguimos intentando castigarles con las identificaciones y las requisas de droga, aunque sea de menudeo. Hacemos identificaciones de todas las personas que acceden y salen, labores de seguridad. Pero entiendo que la reubicación de estas zonas tan conflictivas es una decisión más política que policial. Nosotros seguiremos investigando y si es necesario entraremos, pero la desaparición del poblado es una cuestión política.
-Cuando estaba en Delincuencia Económica participó de la investigación del patrimonio económico de La Paca.
-Iniciamos la investigación patrimonial, que dio lugar a una investigación de blanqueo pura y dura. En el informe preliminar estimamos que tenía en ese momento una fortuna de más de 1.000 millones de pesetas. Tenía muchos intangibles, una inmobiliaria, empresas, caballos. En lo que yo participé fue una primera incursión en el año 2000.
-Al frente de Delincuencia Económica tuvo que investigar los casos de corrupción política...
-En ese momento, a mí no me pilló. Yo estuve en la época previa. Soy consciente por la prensa, Más como ciudadana que como policía.
-A toro pasado se ha visto que la corrupción se había extendido por todas las instituciones. ¿Cree que fallaron los controles? ¿Había sensación de impunidad por parte de los políticos que pensaban que podían hacer lo que quisieran?
-De eso puedo opinar como ciudadana, no como policía, que no me corresponde. La corrupción hay que perseguirla y castigarla siempre. Incluidos los pequeños actos de corrupción de cada día. Hablamos de los políticos, pero hay que castigar cualquier caso de corrupción aunque sea mínimo. Como no pedir una factura cuando te hacen una obra o pagar en negro al fontanero. Castigo desde el ámbito de cada uno: del policía, del funcionario y de los políticos.
-¿Qué se puede hacer para que no se vuelvan a producir estos hechos?
-Pues educar en integridad y quizás establecer más controles a todos los niveles. En los medios que usamos, en el material de oficina que yo gasto, en no usarlo en otra actividad, o no utilizar un móvil de trabajo para llamadas particulares.
-¿Cree que hay una cierta permisividad social con estos delitos, que la gente no los considera tan graves?
-Creo que a los ciudadanos no les llegan los delitos como el blanqueo tanto como si te roban el cedé del coche. A veces, cuando roban de los fondos públicos, el ciudadano no percibe que les están robando de sus impuestos. Habría que incidir en los derechos de los ciudadanos, en lo que podemos exigir sobre las cuentas públicas. Porque la gente entiende bien qué es un homicidio o que te roben, y les genera mucha alarma social. Pero el blanqueo es algo más difuso. La gente no tiene un conocimiento claro de dónde sale ese dinero, muchas veces no nos damos cuenta de que sale de nuestros impuestos y de nuestros servicios.
-¿Qué nuevas formas de delincuencia han detectado últimamente?
-Está repuntando el tema de los menores, sobre todo el uso que hacen de ellos los mayores para ciertas actividades delictivas: la mendicidad, los hurtos, los robos con violencia. Es algo que tenemos que controlar mucho. También el acoso escolar, sobre todo a través de internet.
-¿Y qué puede hacer la Policía para frenar este fenómeno?
-Lo estamos haciendo. En la brigada tenemos el grupo de Participación Ciudadana y el Plan Detector, damos charlas en colegios, tanto para padres, profesores y niños, sobre temas como acoso, sexting (acoso a través de internet), homofobia, xenofobia, drogas o violencia de género... Estamos muy implicados en la protección de lo que denominamos minorías vulnerables. Y aquí incluimos también personas mayores, para evitarles las estafas de revisores del gas o robos al salir del banco.
-¿Y cuál es la modalidad delictiva que tiene más incidencia en Palma?
-Los hurtos fundamentalmente. También la violencia de género, que lamentablemente está muy extendida en toda España.
-También se han detectado grupos de delincuentes que se desplazan a Mallorca en verano para actuar durante la temporada alta.
-Sí, la delincuencia itinerante, pero también tenemos un plan para hacerles frente.
-¿Se ha calculado cuántos de estos delincuentes se desplazan a Mallorca cada verano?
-Depende, no son grupos fijos. Pueden estar en Barcelona o Valencia y en un momento dado, según se les dé, aparecer en Palma. Pero aquí lo tienen mucho más difícil, por el simple hecho de ser una isla. Los controles de entrada son mucho más exhaustivos.
-El año pasado tuvimos en Balears seis víctimas de violencia de género, las cifras más altas desde que hay registros. ¿Hay alguna explicación para esto?
-Por mi experiencia con violencia de género creo que hay muchas situaciones que la favorecen. La situación económica, que ha mermado mucho, la escasez de recursos, a veces la mentalidad de las propias mujeres. Muchas de las víctimas no denuncian porque están anuladas. Quizá la ley tiene que mejorar, aunque la ley actual de violencia de género es muy completa. Quizá hay que valorar mejor las denuncias, y darle a la víctimas mejores servicios. Quizá no hay que sacar a la víctima de su domicilio y llevarla a un centro de acogida, sino que al que hay que reubicar es al agresor.
-¿Cree que se podrían mejorar las medidas de protección?
-Las medidas de protección son adecuadas. Tenemos dispositivos operativos día y noche con todas las víctimas que tenemos en nuestros registros. Pero si no han denunciado nunca, no lo podemos hacer. Pero se podría hacer más en otras instituciones, o asociaciones de vecinos. Los vecinos de las víctimas deberían informar más si sospechan que sufren violencia de género.
-¿Hace falta una mayor implicación social?
-Sí. Las intervenciones judiciales y policiales están totalmente reguladas. La Policía examina todas las denuncias y determina el nivel de riesgo, que casi siempre es alto, lo que es bueno, porque genera más medidas. Pero muchas veces las mujeres fallecidas no habían denunciado antes. Hace falta mayor concienciación social, para que los ciudadanos alerten cuando detectan estos delitos.
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