La Audiencia de Palma ha condenado a 16 años de prisión a una pareja de jóvenes letones por intentar matar con una cuchilla a un hombre que les acogió en su casa en Palma a finales de 2015. El tribunal de la sección segunda considera a los sospechosos, ambos de 22 años, autores de un delito de homicidio en grado de tentativa y otro de robo con violencia, ya que también le desvalijaron. La sala impone al procesado nueve años de cárcel, mientras que a su amiga, que en la actualidad es su pareja, siete años. Además, se les prohíbe acercarse y comunicarse con el perjudicado, un alemán de 49 años, al que tendrán que indemnizar con 12.830 euros por las lesiones, secuelas y daños morales causados.

Los magistrados concluyen que los dos acusados participaron en los hechos y tenían "el dominio" de la situación. El varón, que no declaró en el juicio, fue el autor material de la agresión, pero antes la mujer había atraído a la víctima y propiciado la entrada en su casa. Una vez el perjudicado sufrió varios cortes en la cara y el cuello con un cúter, la acusada permaneció en la vivienda sin atender a la víctima ni reclamar el auxilio médico que a todas luces necesitaba, pues sangraba y perdía la conciencia. El herido incluso fingió estar muerto porque pensaba que era la única forma de salvarse.

La sala destaca la "frialdad y falta de empatía y gratitud" demostrada por la pareja "con aquel que les ofrece su casa, alimentos, aseo y bebidas y lo gratuito de la violencia ejercitada". El tribunal hace hincapié en la "maldad desplegada sin ambages".

Noviembre de 2015

Según se declara probado en la sentencia, que no es firme, los hechos ocurrieron el pasado 22 de noviembre de 2015, sobre las diez de la mañana en Palma, donde los dos procesados se encontraban de paso por vacaciones y sin medios económicos.

La encausada, mujer joven y atractiva, se acercó al perjudicado, alemán de 49 años, que estaba solo y le pidió un cigarrillo. Ambos conversaron y ella le explicó que estaba de vacaciones en la isla con un amigo, que no era su novio, y que les habían quitado el bolso con el dinero que tenían. Él la invitó a agua y comida y, ante la situación de necesidad económica por la que pasaban, les ofreció que fuesen a su casa. Ella accedió, pero exigió ir acompañada por su amigo, al que fueron a recoger al puerto de Palma.

Los tres se dirigieron a la vivienda, donde se ducharon, lavaron su ropa, tomaron el desayuno que el germano les preparó, conversaron, escucharon música, consumieron alcohol, una raya de cocaína y una pastilla de éxtasis entre los tres. Poco después, el letón le dijo al morador que a la chica le gustaba él, con la finalidad ya concertada entre los dos procesados de que la víctima tuviera sexo con la joven. Así, el alemán y la mujer se dirigieron a la habitación de común acuerdo. Allí, se besaron y acariciaron, pero ella no quiso continuar la relación sexual y mordió al perjudicado. Entonces, cesó el contacto sexual, ambos se vistieron y salieron del dormitorio.

La joven entonces le dijo unas frases en un idioma extranjero a su compinche y este, armado con una cuchilla, cortó al germano en la cara y el cuello. La víctima empezó a sangrar, cayó al suelo y les pidió que llamaran una ambulancia. El agresor le contestó: "Cállate, cuando llegue la ambulancia ya estarás muerto amigo, vas a morir hoy". Por su parte, la mujer le dijo que se apretase fuerte con la mano la herida que tenía en la muñeca.

El afectado quedó en el suelo, perdió la conciencia por momentos y llegó a hacerse el muerto cuando ellos se acercaban a él. Intentó huir, pero su agresor le agarró. Finalmente, consiguió escapar de su domicilio corriendo, pero el joven letón le persiguió y le dio un fuerte golpe en la cara que le hizo caer al suelo. Los vecinos le atendieron y el sospechoso aprovechó para subir de nuevo a la casa y desvalijarle. Le robó una tarjeta Visa, monedas, un ordenador, un teléfono y dos juegos de llaves. Cuando la pareja trataba de huir en taxi, la Policía Nacional les interceptó y detuvo.

El perjudicado sufrió numerosas heridas incisas de arma blanca, tuvo que ser hospitalizado y precisó puntos de sutura. Le han quedado cicatrices en el cuello, el rostro y la cabeza. La lesión de doce centímetros que sufrió en el cuello, de haber sido un poco más profunda, podía haberle causado la muerte. Al no afectarle los vasos sanguíneos, su vida no peligró.