La Audiencia de Palma inició ayer el juicio contra un hombre por maltratar y propinar una brutal paliza a su pareja, a la que desfiguró, en Eivissa a finales de octubre de 2015. La fiscalía solicita para el sospechoso, que está encarcelado, una pena de seis años de prisión por un delito de lesiones con deformidad.
El acusado, un extranjero residente en Luxemburgo, ayer negó los cargos ante el tribunal de la sección segunda. El hombre rechazó haber agredido a la mujer y destacó que no era su compañera sentimental, sino una amiga a la que había acogido de forma temporal en su ático de alquiler en Jesús (Eivissa). Según su versión, fue ella quien le atacó primero en el coche de camino a casa y luego en el interior del domicilio. "Se puso histérica y agresiva. Me arañaba y me pegaba golpes. Yo no le pegué. Intentaba calmarla", manifestó.
La víctima, en cambio, ofreció una versión totalmente opuesta. La perjudicada recordó que ambos fueron pareja desde junio de 2015 hasta la madrugada del 30 de octubre de ese año, cuando ocurrieron los hechos. Según indicó, vivían juntos en Jesús y antes en Luxemburgo. La mujer confirmó que sufrió patadas y golpes por todo el cuerpo. "Me dio patadas en la cara y un golpe de arte marcial para romperme la nariz. Fue todo muy rápido", aseguró en la vista oral, protegida por un biombo.
"Recuerdo primero los golpes con las manos y los pies y luego caí al suelo. Al ver las manchas de sangre en mi vestido me percaté de lo que estaba pasando. Yo intentaba abrir la puerta de casa pero él cerraba hasta que un vecino metió su pierna. Consiguió sacarme de allí y luego llegó la Policía. Menos mal que vino un vecino, si no no lo estaría contando. Me quedé bloqueada al ver mi rostro en el espejo", detalló la mujer. La afectada tuvo que permanecer varios días en el hospital debido a las graves heridas sufridas. "Primero no podía declarar porque me tenían que operar urgentemente", añadió.
La víctima sufrió una fractura nasal, otra maxilofacial y perdió sensibilidad en el pómulo izquierdo. Precisó tratamiento psicológico. Aún hoy sigue arrastrando secuelas. Según explicó ante la sala, continúa con dolor en un pómulo, ha perdido movilidad, tiene un tic en el ojo, parpadea y su rostro ha cambiado. Psicológicamente está afectada. "Llegué a pedir a Dios que se me llevara tras sufrir el ataque. Tengo miedo de él. Me controlaba, no podía salir sola, me miraba el teléfono móvil. Esa noche me insultó, me amenazó y humilló. Sigo teniendo miedo y pesadillas, temo que alguien me mate o me pegue. No puedo estar sola, tengo miedo a estar sola", añadió mientras rompía a llorar.
"Él es muy cambiante, puede ser muy agresivo. Me pegó como un karateca, él había recibido clases de kick boxing. Me dijo que tenía armas", destacó la mujer. Según su versión, empezaron a discutir cuando cenaban en un restaurante en Eivissa y luego él le pegó un codazo en su oreja cuando iban en el coche. La agresión siguió en el domicilio. La disputa se debió a que él viajaba a Nueva York y no quería que ella se quedara sola en la isla por celos. Él lo negó y apuntó que fue ella quien le arañó y se le tiró al cuello.
