"Me fui a dormir sobre las dos y algo de la madrugada. A las cuatro y cinco me desperté por unos ruidos muy fuertes, pataleaban encima de la cama. También escuché como un gemido ahogado, unos gritos fuertes, pero cerrados, ahogados. Me alarmé y llamé a su móvil. No me contestó. Entonces, cogí la llave y subí a su casa a abrir". La madre de Gemma Vich, la joven que falleció degollada el pasado 31 de julio de 2015 en su domicilio en Sant Jordi, ha relatado hoy en el juicio cómo descubrió el crimen. La progenitora vivía en la planta baja y su hija en el primer piso.

"Subí a su casa y la llamé varias veces por su nombre. Todo estaba oscuro. Llegué a su habitación, encendí la luz y vi a mi hija tendida boca abajo en la otra parte de la cama con la cabeza girada. Di la vuelta a la cama y entonces vi al acusado, boca abajo, entre mi hija y la cama, con un brazo por encima de ella. Me quedé en shock, petrificada. Vi un charco de sangre, me asusté y bajé para llamar al 112 y pedir una ambulancia", ha asegurado la testigo, muy afectada por lo ocurrido.

La Policía fue la primera en llegar a la vivienda. "Él estaba abrazando el cuerpo de la joven. Junto a su mano derecha había un cuchillo de cocina. Tenía sangre. Era como si lo hubiera dejado caer. Estaba tranquilo. Él repetía 'todo esto por un polvo de mierda'", ha recordado uno de los primeros agentes que acudió al domicilio del Camí de Sant Jordi.

El entonces jefe del Grupo de Homicidios de la Policía Nacional en Palma ha destacado que el piso estaba lleno de sangre. "La escena era estremecedora", ha apuntado. La víctima estaba desnuda y tenía tres cortes muy profundos en el cuello, según su versión. "Se había desangrado completamente", ha sentenciado. Los investigadores comprobaron que no había nada forzado en la casa y que faltaba un cuchillo de grandes dimensiones del cuchillero de la cocina. Según ha apuntado, el homicida aparcó su vehículo en una zona alejada, atravesó a pie una pequeña parcela de cultivo para no ser descubierto y luego escaló por la parte trasera hacia la terraza de la casa de su expareja. Tras ser detenido, el sospechoso se autolesionó en los calabozos y tuvo que ser trasladado al hospital.