­"Hace un mes, a las cinco y media de la madrugada, escuché una discusión dentro de la casa. Desde varios pisos más arriba se oían las voces. Yo me iba a trabajar. Bajé por las escaleras y me paré en su rellano. Las voces venían del primero A, su domicilio. Él le decía que si ella desconfiaba de él, lo dejaban. Ella sollozaba, estaba llorosa". Un vecino recordó ayer una acalorada disputa que mantuvieron semanas atrás Celia Navarro Miguel, la mujer asesinada en Son Cotoner, y su pareja, José María C.G., el supuesto autor del crimen que fue detenido por la Policía Nacional tras intentar quitarse la vida. Ayer el barrio era un hervidero a medida que los residentes se enteraban de lo sucedido. La mayoría no conocía a la pareja, solo de vista. Llevaban unos pocos meses en el piso de la calle Margarida Xirgu, en Palma.

Esta pelea conyugal que escuchó un testigo un mes atrás hacía difícil presagiar el fatal desenlace. El sospechoso, un profesor de instituto de 50 años de baja por depresión, supuestamente mató a golpes en la cabeza con una tetera a su compañera ayer de madrugada en el transcurso de una discusión. En esta ocasión, ningún vecino oyó ruidos ni gritos. Tampoco escucharon golpes. Nadie se despertó sobresaltado. Hasta que horas después, sobre las diez de la mañana, el trasiego de la Policía Nacional, los sanitarios del 061 y los Bombers de Palma revelaron que algo grave había ocurrido.

"He visto a una chica en la calle que lloraba y se lamentaba diciendo ´mi madre, mi madre´. La acompañaba un policía y luego se ha acercado un psicólogo", aclaraba una mujer en la esquina de las calles Margarida Xirgu con Ocells, frente a la finca en la que se produjo el crimen. "Dos jóvenes lloraban. No podían entrar en la casa y han tenido que avisar a los bomberos", añadía otro hombre. A unos metros del portal, allegados a la víctima, entre ellos una hija, aguardaban consternados.

Los vecinos del barrio empezaron a arremolinarse en la zona al mediodía, mientras otros pocos se asomaban a los balcones. La calle estaba cortada ya que unos operarios asfaltaban el pavimento. "Llevaban poco tiempo en el piso. No eran muy conocidos aquí", apuntaba otro residente.

Unos conocidos indicaron que la pareja mantenía una relación desde hacía seis meses, si bien otros detallaron que hacía más de dos años ya habían estado juntos, incluso en el mismo piso del que él era el propietario. Se trataba de una relación inestable con altos y bajos, según puntualizaron. De hecho, un vecino explicó que el supuesto asesino le había comentado que estaba en trámites de separación y que él vivía en otro domicilio, mientras ella llevaba unos tres meses ocupando el primer piso de la calle Margarida Xirgu. El inmueble hace dos años estuvo alquilado a una joven pareja. Otro residente aseguró que se estaban reformando otra casa y, por ello, la mujer residía en la vivienda de Son Cotoner. Esto explicaría que el hombre pasara completamente desapercibido en el barrio. "Él era muy educado y correcto. Apenas se le veía por aquí. Había trabajado como profesor de música en un instituto del barrio. Es una persona muy reservada e introvertida. No levantaba la voz. Me dijo que iba a venir a la reunión de la comunidad de vecinos el día 23", indicó otro residente. El supuesto asesino es licenciado en psicología, profesor de música y ha trabajado en varios institutos de la isla. "Ahora, estaba de baja por depresión. Es muy religioso y asiduo a sesiones de meditación", comentó otro allegado. Un vecino ayer le vio con las muñecas vendadas y la mirada desorientada junto a la Policía en el piso, que tenía las paredes manchadas de sangre. La fallecida era camarera de hotel, limpiadora y una persona alegre y extrovertida.