El incendio que se produjo en el polígono palmesano de Son Castelló la noche del lunes y la madrugada de ayer destruyó por completo dos naves industriales. El voraz fuego también afectó a un tercer almacén lindante a las llamas y su alarma antiincendios fue la que avisó a los Bomberos. Todos los efectivos del parque central de Son Malferit y del de la Platja de Palma se desplazaron hasta el lugar del suceso, situado al fondo de un pasaje particular de la calle Gremi Sabaters 15. El fuego se originó poco antes de las 22,30 horas y los profesionales consiguieron extinguirlo a las 2,30 de la madrugada, aunque ayer permanecieron todo el día con una unidad de vigilancia para evitar que se reavivase, tal como explicó un portavoz del Cuerpo de Bomberos.

Las naves quemadas tenían una superficie de 400 metros cuadrados. El incendio se inició en la número 19, una empresa de alquiler de elevadores eléctricos y carretillas donde también había varios vehículos antiguos que su propietario, Juan Solà, reparaba "por afición", según afirmó muy afectado. El otro almacén era del feriante Cayetano González y en él albergaba atracciones de feria, juguetes y artículos de Navidad para su venta en poco más de un mes, todo ello valorado en unos "250.000 euros", como calculó y detalló al perito de la compañía aseguradora.

La nave lindante a esta última es un almacén de 800 metros cuadrados perteneciente a una cooperativa de ferreterías y su alarma antiincendios se encendió cuando el humo llegó hasta allí. Debido a que está conectada a una empresa de vigilancia, que enseguida llamó a los Bomberos, el fuego no se propagó aún más, tal como se congratularon desde el Cuerpo, quienes lamentan que la citada precaución es muy poco frecuente en las empresas de los polígonos industriales.

Cuando los efectivos llegaron, diez minutos después del aviso, las llamas ya estaban en ambas naves y el tercer almacén se vio afectado, sobre todo en la planta superior, que tenía "una pared un poco doblada y el material de las estanterías perjudicado por el agua", como detalló Miguel, uno de los empleados, quien acudió poco después de los bomberos y la Policía Nacional, y no durmió en toda la noche.

Riesgo de explosión

Los artículos acumulados en el almacén de las ferreterías eran altamente inflamables, entre ellos pinturas y disolventes, pero no se llegaron a incendiar. En la nave donde se originó el fuego, los efectivos del Cuerpo hallaron una bombona de gas acetileno, un gas muy calórico, con gran potencia, que se utiliza para los sopletes y produce una llama de hasta 3.000 grados, una de las temperaturas de combustión más altas conocidas. "Tuvieron que enfriar la bombona con una gran cantidad de agua, porque tenía una temperatura extrema y podía haber riesgo de explosión", señaló el portavoz.

En el incendio participaron cinco vehículos autobombas, una autoescala, un coche de auxilio con los equipos de respiración autónoma por si era necesario y dos vehículos de mandos.

El tipo de material habitual en las naves industriales -como los citados, además de metales y uralita- hizo que el humo no se extinguiese del todo hasta bien avanzado el día de ayer. Por la mañana, acudieron dos agentes de la Policía Científica expertos en incendios y recabaron pruebas para averiguar qué provocó el fuego en Son Castelló.