Gustavo Villas, que hasta ayer estaba al frente del Centro Penitenciario de Palma, pasará a dirigir la próxima semana el penal de Puerto II y el Centro de Inserción Social (CIS) tras solicitar el traslado hace un mes. En su lugar, la prisión palmesana estará encabezada por primera vez por una mujer. Andrea Romero, directora de la cárcel de Estremera, ocupará su lugar.

El nombramiento de Gustavo Villas, palentino de 39 años, como director del Centro Penitenciario de Palma, se hizo público el 23 de abril de 2012 para relevar en el puesto a Manuel Avilés. Villas, jurista y jefe de prevención de riesgos laborales en Castilla León, pasó a sustituirle.

La presencia de Gustavo Villas al frente del penal palmesano, que alberga 1.400 reclusos, ha coincidido con espectaculares operaciones policiales que pusieron a prueba la capacidad del recinto penitenciario y a sus medidas de seguridad.

Una de estas situaciones más delicadas se vivió tras los barrotes después de la 'Operación Casablanca', efectuada entre el Cuerpo Nacional de Policía y la Guardia Civil, en la que se desmanteló a los Ángeles del Infierno.

La imponente presencia de Frank Hanebuth, el líder indiscutible de la banda, junto a otros secuaces hacía vislumbrar más de un altercado intramuros. La solución pasó por poner a Hanebuth en aislamiento antes de ser trasladado, precisamente, al penal del Puerto de Santa María, adonde ha pedido Villas el traslado.

También el paso del clan de La Paca por la prisión palmesana puso a prueba las medidas de seguridad. Aunque en un principio la matriarca y otros miembros fueron inicialmente dispersados por otros penales de la península, fueron volviendo gradualmente a la capital balear.

Recluso y testigo protegido

No obstante, en los últimos meses la seguridad del Centro Penitenciario de Palma se ha puesto a prueba con mucha más intensidad aún si cabe. La operación contra la denominada mafia policial, con más de una veintena de agentes en prisión, obligó a extremar la seguridad para evitar incidentes. Máxime cuando se dio la circunstancia de que El Ico, el hijo de La Paca, estaba en prisión preventiva y había sido clasificado por el juez como testigo protegido en la causa.

Además de estas situaciones extremas, la gestión de Gustavo Villas estos cuatro años en la prisión de Palma ha estado marcada por la participación de internos en cursos. Al poco de llegar al cargo, unos 600 reclusos habían retomado los estudios en el Centro Penitenciario.