La Audiencia de Palma ha condenado a dos años y cinco meses de prisión a Emerson M.S. por degollar a un joven con una botella de cristal rota en la Nochebuena de 2015 en la zona de Gomila, tras un altercado en una discoteca de la calle Joan Miró. El acusado, de 37 años y origen colombiano, fue declarado culpable hace diez días por un jurado popular de un delito de homicidio imprudente con las circunstancias atenuantes de confesión, reparación del daño y legítima defensa putativa, como había planteado el abogado defensor Alberto García Carpallo.

El magistrado presidente del jurado ha impuesto también al sospechoso la prohibición de aproximarse y comunicarse con la madre y la hermana del fallecido, Michael Andrés Torres Muñoz, un compatriota de 26 años, por un periodo de siete años y cinco meses. Y, en concepto de responsabilidad civil, ha fijado una indemnización de 125.000 euros por la muerte violenta del joven.

El juez, que decide mantener al encausado en la cárcel, ha accedido a la petición de pena del letrado de la acusación particular, Fernando Mateas, quien solicitó dos años y medio de prisión tras el veredicto de culpabilidad. Por su parte, el fiscal había reclamado diez meses de cárcel y la defensa, nueve. La sentencia, que no es firme, también se aproxima más a la indemnización solicitada por la acusación particular.

El presidente del tribunal popular tiene en cuenta que el jurado apreció tres circunstancias favorables al acusado (las atenuantes de confesión, reparación del daño y legítima defensa putativa), votadas favorablemente de forma unánime, además de considerar que el agresor no tuvo intención de matar a la víctima. Pese a ello, el magistrado también destaca otras circunstancias que, valoradas en su conjunto, jugarían en contra de Emerson M.S. a la hora de fijar la pena como la gravedad de los hechos cometidos o la utilización de un instrumento peligroso para atacar al perjudicado. Así, el imputado agredió a su compatriota con una botella de cristal rota.

El juez también resalta que el comportamiento del acusado, aunque haya sido calificado de imprudente por el jurado, roza el dolo eventual, más aún si se visiona el vídeo que un teléfono móvil captó en el momento de la agresión. Además, la sentencia reprocha que el encausado hubiera respondido a las provocaciones de la víctima, en vez de abandonar el lugar, así como que el bien jurídico afectado fue una vida humana. Por último, si bien Emerson reconoció los hechos ante la Policía, también es cierto que lo hizo "tres días después de la comisión de los mismos, dando lugar con ello a que otra persona fuera detenida inicialmente por los mismos", detalla el fallo.

Nochebuena de 2015

Según se declara probado, el pasado 25 de diciembre de 2015, sobre las seis de la mañana, el acusado se encontraba en una discoteca de la calle Joan Miró de Palma, junto con unos amigos y familiares. Todos ellos celebraban la Nochebuena cuando se produjo un altercado con un grupo que estaba dentro del local y que molestó a la hija de la pareja de Emerson. Como consecuencia de la disputa, los empleados de seguridad de la discoteca expulsaron a las personas que habían iniciado el incidente, entre ellas la víctima, su hermana y su novia.

A raíz de la trifulca, el encausado salió al exterior a la zona desde donde se lanzaban objetos. Entonces, se inició una nueva discusión entre el grupo del perjudicado y Emerson. Mientras la hermana de la víctima trataba de reconducir la situación, Michael Andrés cogió una botella de cristal y la golpeó varias veces contra unos escalones con la intención de romperla sin llegar a hacerlo. Al ver el comportamiento del joven, Emerson cogió otra botella de cristal, la estrelló contra el suelo hasta romperla y, apartando a la gente que había delante de él, se dirigió hacia el muchacho con intención de agredirle "pero sin que conste intención de matarle", provocando con ello que la botella impactase en su cuello, circunstancia facilitada por un movimiento inesperado de la víctima. Así, el joven sufrió una herida cortante que le seccionó la vena yugular y la arteria carótida, lesiones que le causaron la muerte al día siguiente en el hospital.

El agresor actuó para defenderse de un mal inminente que él, erróneamente, consideraba que le amenazaba al ver cómo el perjudicado trataba de romper una botella al tiempo que profería amenazas de muerte. Tres días después de los hechos, se entregó ante la Policía en Manacor y se mostró colaborador. Antes del juicio, pagó 12.000 euros para compensar a la familia del fallecido.