El joven de 26 años que fue degollado la pasada Nochebuena en Gomila sufrió un corte profundo, con intensidad y mortal, según explicaron ayer durante el juicio los forenses que practicaron la autopsia. La agresión con una botella rota fue dirigida a una zona vital, seccionándole la yugular y la carótida, por lo que víctima -sin ninguna herida defensiva- perdió gran cantidad de sangre en poco tiempo. La fiscalía rebajó su petición para el acusado a 11 años de cárcel, la acusación particular reclamó 15 y la defensa, tres meses. El jurado popular empezará hoy a deliberar.

Los forenses explicaron, durante la tercera sesión del juicio, que Michael Andrés Torres murió en Son Espases unas 24 horas después de la agresión. Tenía seccionados el músculo esternocleidomastoideo, la vena yugular y la arteria carótida. Esas lesiones "requieren un corte profundo y con intensidad suficiente", señaló la perito, que destacó la gran cantidad de sangre perdida por el joven fallecido. "Era un corte en diagonal, de arriba a abajo, con fuerza e intensidad suficientes en una zona vital", agregó. Además, los forenses destacaron que no presentaba ninguna herida defensiva y que por el grado de alcohol en sangre -1,01 gramos por litro- podría tener alterados los reflejos, pero no estaba en situación de plena embriaguez.

"Sabía dónde atacaba"

El fiscal Ladislao Roig decidió rebajar su petición de 12 a 11 años de cárcel para el procesado, Emerson M.H. El ministerio público continúa considerándole autor de un delito de homicidio, pero aprecia la atenuante de reparación parcial del daño por los 12.000 euros que ha consignado para indemnizar a la familia de la víctima. La acusación destacó la intención de matar del sospechoso por actuar con una botella rota, con la que dio a Michael Andrés Torres un golpe intenso en el cuello, clavándosela y rajándole. "Sabía dónde atacaba; se aseguró la intención", sostuvo. Además, destacó que la agresión mortal se produjo tras una primera pelea en una discoteca. "La reacción de Emerson fue irse a por ellos [el grupo de la víctima]. Él dice que cualquiera habría hecho lo mismo, pero no es cierto, nadie más de los que estaban allí hizo lo mismo", sentenció. El fiscal puso de relieve que para agredir a la víctima tuvo que apartar a tres personas, una de las cuales intentó arrebatarle la botella rota, y subir cuatro escalones.

El letrado de la acusación particular, Fernando Mateas, pidió para el acusado 15 años de cárcel por homicidio con la agravante de abuso de superioridad, frente a los 20 por asesinato que solicitaba inicialmente. A su juicio, el acusado sabía que la víctima estaba ebria y se aprovechó de ello para atacarla sin que pudiera defenderse. Mateas rechazó que puedan apreciarse atenuantes de su conducta.

El abogado defensor, Alberto García Carpallo, reclamó por su parte tres meses de prisión para el acusado por un delito de homicidio imprudente con cinco atenuantes: confesión, reparación parcial del daño, influencia del alcohol, miedo insuperable y legítima defensa. De acuerdo con su tesis, Emerson M.H. no tuvo intención de matar a la víctima. "Solo quería que parara. Se activó cuando vio que Michael Andrés intentaba romper una botella. Fue una reacción, ni siquiera tuvo tiempo de pensar en querer matar", afirmó. El letrado desgranó que varios testigos han afirmado que el acusado estaba ebrio y consideró que "se defendió de un ataque inminente de la víctima". También destacó que Emerson M.H. acudió a la Policía, confesó y colaboró antes de saber que la investigación se dirigía contra él y que ha consignado todo el dinero que ha podido reunir para indemnizar a los familiares del fallecido. "12.000 euros es poquísimo dinero para compensar una muerte, pero para gente trabajadora es difícil reunirlos", concluyó.

Las tres partes emplazaron a los miembros del jurado popular a ver el vídeo de la agresión mortal "tantas veces como sea necesario" para defender sus antagónicos argumentos.

El magistrado presidente del tribunal entregará hoy por la mañana al jurado el objeto del veredicto, aquellos hechos que deben declarar probados o no en función de las pruebas recabadas durante la vista oral. Los miembros del tribunal popular quedarán entonces incomunicados para comenzar a deliberar y alcanzar un acuerdo sobre el veredicto.