El objetivo se situó esta vez en la Playa de Palma. Unos delincuentes llamaron el domingo hasta en cuatro ocasiones a teléfonos fijos de domicilios de particulares para fingir un secuestro virtual de un familiar. El ardid no surtió efecto. A las víctimas potenciales no les convenció en absoluto la escenificación telefónica del delito y colgaron. Todas las llamadas fueron efectuadas desde una prisión chilena.

Hace unos días los delincuentes utilizaron esta misma treta en Mallorca para intentar que las víctimas les pagaran un rescate. Un total de nueve personas residentes en la zona de La Vileta recibieron llamadas en tan solo una semana de un interlocutor desconocido que advertía de que tenían secuestrado a un familiar. Una de ellas sucumbió al engaño y pagó una suma de 600 euros.

Todos estos cuatro hechos delictivos fueron perpetrados la tarde del domingo. Se da la circunstancia de que todas las víctimas potenciales se encontraban en estado de alerta después de haberse informado de esta práctica a través de los medios de comunicación.

Desde el primer momento, las víctimas se percataron de que estaban intentando engañarlas y nunca se creyeron que un familiar había sufrido un secuestro, tal y como pretendía hacerles creer el interlocutor.

No obstante, en uno de los casos un padre no pudo evitar sentir una tremenda angustia. Su hija se encontraba en el cine, con el móvil fuera de cobertura, y no pudo contactar con ella para certificar que, efectivamente, todo se trataba de un fraude.

De hecho, el progenitor se dirigió a la sala cinematográfica donde se encontraba su hija. Hasta que no la vio salir a la calle en perfecto estado, no se convenció por completo de que había sido víctima de un intento de estafa, escenificando un secuestro virtual.

Todos los afectados se dirigieron a las dependencias del Cuerpo Nacional de Policía para interponer la correspondiente denuncia por el secuestro virtual que acababan de sufrir. Los investigadores han averiguado que todas las llamadas fueron efectuadas desde un número con prefijo 0056, que corresponde a una prisión de Chile.

La Policía Nacional ha recogido solo durante este mes de agosto 13 denuncias de particulares alertando de que acababan de sufrir un secuestro virtual. Una docena de las víctimas potenciales desconfió del engaño, mientras que una de ellas sucumbió al fraude y abonó a los delincuentes por transferencia 600 euros en concepto de rescate.

En los últimos meses se ha producido una oleada de secuestros virtuales en todo el territorio nacional. Desde febrero se han contabilizado alrededor de 700 denuncias relacionadas con este delito. Lo significativo es que los delincuentes se han decantado este mes de agosto por Mallorca como el objetivo prioritario de sus fechorías.

A raíz de esta avalancha de denuncias de secuestros virtuales recibidos en Mallorca en tan corto espacio de tiempo, la Policía Nacional ha lanzado una serie de recomendaciones a la ciudadanía para que extreme las precauciones y desconfíe de estas llamadas. Estas advertencias, recogidas por los medios de comunicación, han surtido efecto y han evitado que otras cuatro víctimas potenciales hayan sucumbido a la estafa de los secuestros virtuales. Todas los denunciantes el domingo de este delito ante la Policía aseguraron que conocían esta práctica después de haberse informado por la prensa.

Las llamadas de los delincuentes se efectúan en la mayoría de las ocasiones a un teléfono fijo, aunque en ocasiones llegan a teléfonos móviles. Suelen aparecer como un número oculto o uno con un prefijo 0056. La mayoría de estas últimas son realizadas, tal y como han comprobado los investigadores, desde una prisión chilena.

Grabar la conversación

El delincuente intenta bloquear la capacidad de discernir de su interlocutor y, en muchas ocasiones consigue bloquearle con la carga emocional que supone un supuesto secuestro.

Desde las Fuerzas de Seguridad del Estado se insta a las víctimas de un secuestro virtual que mantenga en todo momento la calma y la máxima serenidad y no se deje influenciar por el estrés que tratan de inocularle a través de la línea telefónica.

Es más importante escuchar al interlocutor que hablar con él. Si es posible, grabar la conversación puede ser muy útil para actuar contra él y conseguir la detención.

Lo primordial es no facilitar ningún dato personal, de los familiares o de la ubicación. Si es posible, en mitad de la escenificación de los delincuentes, filtrar una pregunta muy personal de la víctima puede destapar el engaño.