"Salimos del hotel y Trevor caminaba delante con un chico al que conocimos durante las vacaciones. Vi a un hombre con una sudadera que sacó un arma". Así recordaba Suzanne Power, la mujer del turista irlandés asesinado en Costa de la Calma cómo un individuo disparó a su marido por la espalda el pasado miércoles. En declaraciones a la televisión pública de su país, la pareja de Trevor O'Neill aseguraba que sus tres hijos, que presenciaron el crimen, están "petrificados y devastados".

La familia había planeado inicialmente pasar sus vacaciones en Turquía, pero el reciente golpe de estado en ese país les hizo decantarse por Mallorca, como habían hecho otros años. Llegaron a la isla el pasado sábado. El miércoles, poco antes de las ocho y media de la tarde, Trevor O'Neill, su mujer y sus tres hijos salieron de los apartamentos Bouganvilia. Recorrieron apenas 300 metros antes de toparse con el asesino. "Vi a un hombre que caminaba con una sudadera y la capucha puesta. Me pareció extraño porque hacía un calor abrasador. Le vi sacar un arma", aseguró Power.

Ella y los niños se refugiaron en un local cercano, mientras un amplio dispositivo de emergencias comenzaba a desplegarse por la zona. En cuanto la Guardia Civil descubrió que el ataque guardaba relación con un ajuste de cuentas entre bandas mafiosas irlandesas, brindó protección a la mujer y sus hijos. "Nos llevaron a una casa segura en Palma. No supe que Trevor había muerto hasta la mañana siguiente, cuando me llamaron familiares desde Irlanda", afirmó.

Power y sus hijos, a quienes también el consulado de su país ofreció asistencia, fueron acompañados a las siete de la mañana a los apartamentos Bouganvilia para recoger sus pertenencias entre fuertes medidas de seguridad. "Había personas armadas alrededor del hotel, en la entrada", señaló. A mediodía, un taxi llevó a la familia hasta el aeropuerto para tomar un vuelo de regreso a Irlanda.

La muerte de O'Neill ha provocado una gran conmoción en su país tras desvelarse que se trató de un fallido ajuste de cuentas entre las bandas de los Hutch y los Kinahan, cuya sucesión de asesinatos en los últimos meses ha provocado una importante preocupación. La víctima era funcionario en el Consejo de la Ciudad de Dublín, la administración local que en un comunicado lo definió como "un empleado muy trabajador y dedicado". Sus vecinos depositaron ayer flores en el domicilio de la familia.