"Los niños querían subirse a los helicópteros y han retrasado los juegos en la piscina para ver todo el jaleo desde las gradas del campo de fútbol", como cuenta Auba Garcias, la coordinadora de la escoleta de verano que se realiza en el polideportivo de Sant Agustí, en Palma. Ella fue quien vio una columna de humo tras un pinar situado enfrente y quien alertó de inmediato al 112. "Tenemos cerca de 50 niños y los monitores estábamos un poco preocupados, sobre todo al ver que el viento empezaba a soplar hacia aquí, por si teníamos que evacuar el polideportivo, aunque los niños estaban entusiasmados con tanta novedad", relata sobre la singular mañana.

La expectación también era máxima entre los vecinos de la finca situada junto al bosque en el que se originó el incendio, principalmente entre los más pequeños, como Gloria y Alba Borrell, Gabriela Iglesias, Sara Bosch y Carlos y Blanca Grimal. "El helicóptero pasaba tan cerca de la ventana que la persiana se levantaba por el viento", tal como explica Gloria, quien fregaba los platos cuando empezó el fuego. Gabriela estaba estudiando y se asustó "al ver que el helicóptero volaba aquí mismo". Según Alba, "parecía que la avioneta iba a entrar en casa". Tan cerca estaban los efectivos aéreos que Sara y sus primos recibieron gotas de agua desde el aire. Todos ellos salieron enseguida de sus casas, anularon planes con sus amigos -como Gabriela- y se encaminaron a la entrada del bosque para poder ver mejor el fuego. Los agentes de la Policía Local se lo impidieron, pero cuando estuvo controlado, el bombero Guillem Salas les hizo fotos en el camión.