Un juzgado de Palma ha condenado a dos años de prisión a un joven por atracar a punta de pistola y con el rostro cubierto con una braga y gafas de sol una agencia de viajes de la ciudad el pasado mes de marzo. El acusado, español de 33 años que permanece encarcelado desde abril, consiguió apoderarse de un botín de 170 euros. Al no lograr la llave de la caja fuerte del establecimiento, se dio a la fuga.

Ayer por la mañana, el sospechoso confesó los hechos ante la magistrada del juzgado de lo penal número 3 de Palma. Se declaró autor de un delito de robo con intimidación y uso de arma con la circunstancia agravante de disfraz, ya que actuó con la cara tapada cuando irrumpió en el establecimiento en las inmediaciones de la calle Blanquerna. Inicialmente, la fiscalía solicitaba para él una condena de cinco años de cárcel, pero ayer rebajó su petición a dos años al apreciar la circunstancia atenuante de reparación del daño debido a que el asaltante ha devuelto los 170 euros que robó.

Al haber admitido los cargos, la juez dictó sentencia 'in voce'. El atracador regresó a prisión. Su abogado defensor solicitó su puesta en libertad, pero la fiscalía se opuso alegando que esta tendría que estar condicionada a un tratamiento de desintoxicación. La juez accedió a la propuesta del ministerio público. Así, hasta que el joven no acredite o no presente documentación sobre su proceso de deshabituación, no podrá salir libre.

Los hechos se remontan al pasado 3 de marzo de 2016, aproximadamente a las dos del mediodía, cuando el sospechoso irrumpió en una agencia de viajes de Palma, cercana a la calle Blanquerna, armado con una pistola. Según la fiscalía, el asaltante lleva en la mano el arma, de la que se desconoce si era auténtica o simulada.

Además, el joven ocultaba su rostro con una braga y unas gafas de sol. Nada más acceder al establecimiento, se dirigió a la única empleada del local, que estaba sola en esos momentos, y le apuntó con la pistola. Acto seguido, le dijo: "Esto es un atraco, dame todo el dinero".

La víctima, tras ser intimidada, le entregó 170 euros que había en la caja registradora. El atracador no quedó satisfecho con ese botín y le exigió a continuación más dinero y la llave de la caja fuerte. La perjudicada le insistió en que no disponía de ninguna llave, por lo que el acusado acabó huyendo del lugar. Momentos antes, se aseguró de que la trabajadora se metía en el almacén, siguiendo sus órdenes de no pulsar la alarma.

El Grupo de Atracos de la Policía Nacional se hizo cargo de la investigación y un mes después detuvo al sospechoso. El joven fue interceptado en el puerto de Palma cuando se disponía a embarcar en un ferry con destino a Eivissa, su ciudad natal. El atracador fue filmado por cámaras de videovigilancia de negocios cercanos.