­Inspectores de la Agencia Tributaria, apoyados por agentes de la Policía Nacional, inspeccionaron ayer las discotecas BCM, en Magaluf, y Privilege y Space, en Eivissa, en el marco de una gran operación contra el fraude fiscal en los grandes establecimientos nocturnos que se ha desarrollado de forma simultánea en toda España y que ha afectado a un total de 87 locales.

La megaoperación de inspección fiscal, denominada Chopin, se diseñó desde la dirección central de la AEAT, en busca de irregularidades fiscales en el sector del ocio nocturno. En Balears se señalaron como objetivo tres de las más conocidas macrodiscotecas: BCM, Privilege y Space.

Los inspectores fiscales, apoyados por los agentes de Policía Nacional, irrumpieron a primera hora de la mañana, coincidiendo con el cierre de los locales. Los técnicos se dedicaron a revisar la contabilidad de los establecimientos en busca de posibles irregularidades. Las inspecciones se desarrollaron durante varias horas, y en algunos de los casos duratne todo el día.

Sobre las seis y media de la mañana, los funcionarios de la Agencia Tributaria, la mayor parte de los cuales llegaron el día anterior a la isla, irrumpieron, junto con agentes del Cuerpo Nacional de Policía, en las oficinas de Space, en Platja d´en Bossa, y en las de Privilege, en la autovía de Sant Antoni, que en ese momento acababan de cerrar sus puertas al público.

Doce agentes del Cuerpo Nacional de Policía llegados desde Mallorca y al menos otros tantos de la comisaría de Eivissa se encargaron de asegurar el trabajo de los funcionarios de la Agencia Tributaria, si bien ambas actuaciones se desarrollaron con total normalidad. Poco antes de las diez de la mañana los agentes de la Policía Nacional abandonaron las oficinas de las discotecas y dejaron trabajar en solitario a los funcionarios de la Agencia Tributaria, que permanecieron en ambas discotecas hasta las tres y media de la tarde, aproximadamente.

Los funcionarios del Ministerio de Hacienda llegaron a ambas discotecas con cajas de cartón vacías que, a lo largo de la mañana, fueron llenando con documentación contable, tanto en papel como en formato y digital. Todo el material intervenido fue requisado para su posterior estudio por los especialistas de la Agencia Tributaria.

Los responsables de los locales fueron obligados a mostrar el dinero de la recaudación.