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Tribunales

Condenados 5 falsos revisores del gas por el robo a una anciana

Un acusado aceptó diez meses de cárcel por hurto y sus cuatro compañeros, seis meses por receptación

Un juzgado de Palma condenó ayer a cinco falsos revisores del gas por desvalijar a una anciana en su domicilio en Campos a finales de 2011. El principal acusado, de 38 años, aceptó una pena de diez meses de prisión por un delito de hurto por haber sustraído a la víctima diversas joyas valoradas en más de 2.800 euros con la excusa de llevar a cabo una revisión del gas en su casa.

El sospechoso aprovechó un descuido de la perjudicada para introducirse en una de las habitaciones de la vivienda y apoderarse de las alhajas en el cajón de una cómoda. La magistrada apreció la circunstancia agravante de reincidencia porque el imputado cuenta con una sentencia condenatoria anterior por hurto y la atenuante de confesión.

Por su parte, sus otros cuatro compañeros se conformaron con sendas penas de seis meses de cárcel por un delito de receptación por haberse repartido los beneficios de la venta de las joyas sustraídas. Uno de los implicados fue el que vendió el botín en un establecimiento de compraventa de oro situado en la calle Aragón de Palma y obtuvo 1.535 euros. Al final, las alhajas fueron recuperadas por los investigadores y entregadas a su legítima propietaria. Las penas de seis meses de prisión que aceptaron los cuatro receptadores se les sustituye por una multa de doce meses a razón de tres euros diarios.

Los hechos ocurrieron el pasado 19 de octubre de 2011 en el domicilio de una anciana en Campos cuando dos empleados de una empresa encargada de las revisiones del gas se personaron en la vivienda con el fin de llevar a cabo una inspección en la instalación del gas.

El principal imputado, aprovechando un descuido de la moradora, se introdujo en un dormitorio de la casa y sustrajo del cajón de una cómoda joyas por valor de 2.835 euros. Una vez finalizado el servicio, el acusado se juntó con el resto de compañeros de trabajo y les comunicó la sustracción de las alhajas. Luego, se pusieron de acuerdo para vender las joyas.

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