El fiscal mantuvo ayer su petición de 25 años de cárcel para Marcos F.P. por matar a Rafael Miralles, al que asestó diez cuchilladas en Campos. Al igual que el abogado de la acusación particular, imputa al procesado un delito de asesinato con alevosía y ensañamiento porque consideran que atacó a la víctima primero por la espalda y aumentó de forma innecesaria su sufrimiento con el resto de puñaladas. La defensa, por su parte, admitió que el hombre es autor de un homicidio pero planteó tres alternativas con sendas atenuantes de arrebato, legítima defensa e influencia del alcohol y las drogas. La magistrada presidenta del tribunal tenía previsto entregar por la tarde el objeto del veredicto para que el jurado comenzara a deliberar.

El ministerio público dibujó la relación entre el acusado y la víctima como un "romance" entre un hombre mayor y otro joven que busca dinero. Descartó que existiera una situación de chantaje y apuntó a los vídeos sexuales grabados horas antes del crimen como móvil. "Al bajarle el colocón se dio cuenta lo que había hecho y le entró miedo de los vídeos, que podían destruir su vida", señaló el fiscal. Según apuntó, Marcos F.P. le pidió que borrara las imágenes y se inició una discusión. "Se dio cuenta de que no era una relación sincera y golpeó a la víctima con una botella de vidrio en la cabeza. Cuando cayó al suelo, casi desmayado, lo arrastró, le pegó una puñalada en el pecho y luego nueve en la espalda", afirmó la acusación, que apuntó la posibilidad de que el acusado colocara luego sus joyas en el cadáver para simular que quería robárselas. El fiscal rechazó las tres atenuantes planteadas por la defensa e insistió en que "no hubo ninguna justificación" para cometer el crimen y que la agresión fue alevosa y con ensañamiento.

En el mismo sentido, el letrado de la acusación particular, Alberto García Carpallo, que representa a los familiares de la víctima, aseguró que la intención de matar fue "inequívoca", ya que "todas las cuchilladas fueron dirigidas al corazón" y cuando Rafel Miralles tenía "poca capacidad de defensa". "No contento con matarlo, le da nueve puñaladas más en la espalda", sentenció.

El abogado Bartolomé Salas, que representa al acusado, resaltó que el hombre reconoció el crimen desde el primer momento y que le piden más años de cárcel que a los padres de Asunta Basterra o las acusadas del asesinato a tiros de la presidenta de la Diputación de León. El letrado presentó a la víctima como un chantajista que extorsionaba a Marcos F.P. con los vídeos sexuales y traficaba con drogas. "Si estuviera vivo, estaría en la cárcel", aseguró.

Salas sostuvo que el crimen se produjo cuando Rafel Miralles se llevaba joyas muy valiosas del domicilio del acusado, una actuación que calificó de robo. En su alegato, relató que el día del crimen la víctima amenazó con divulgar en internet los vídeos sexuales grabados al sospechoso si no iban a un notario para hacerse suyas las alhajas, por lo ambos discutieron. El abogado planteó tres alternativas sobre la agresión mortal: que Marcos F.P. actuó obcecado por el robo, que creía defender un ataque contra su vida, su honor y su mujer, y que estaba bajo la influencia del alcohol, las drogas y los antidepresivos.

El acusado aprovechó su derecho a la última palabra para pedir perdón: "Yo quiero decir que esto no tendría que haber pasado. Lo siento mucho por Rafel Miralles y pido perdón una y mil veces a sus familiares. Sé que están sufriendo y me gustaría que ese sufrimiento recayera en mí. Pido perdón a todas las personas a las que he podido causar daño".