Las forenses fueron muy claras y contundentes. Las médicos que practicaron la autopsia al cadáver de Rafel Gaspar Miralles Vich, el joven de 22 años que murió de diez puñaladas en Campos el 2 de mayo de 2014, confirmaron ayer en la tercera sesión del juicio con jurado que se celebra en la Audiencia de Palma que todas las cuchilladas que recibió fueron “en vida y en un corto periodo de tiempo”. Las especialistas dataron la muerte de la víctima entre las siete y las diez de la mañana del 2 de mayo de 2014. Además, destacaron que el muchacho padeció dolor. “Es obvio que sufrió dolor. Son lesiones que afectaron a órganos vitales. La salida de sangre fue brutal. Hubo sufrimiento”, argumentó una de las peritos.

Las facultativas indicaron que no creían que la víctima estuviera inconsciente cuando fue acuchillada. “La muerte no es inmediata, no sabemos el grado de conciencia, pero tenía sensibilidad”, avanzó la experta. El joven fallecido recibió golpes en la cara, pequeños cortes en una mano, probablemente causados al tratar de defenderse, otro golpe efectuado con un objeto romo en la parte posterior de la cabeza, una puñalada en el pecho y otras nueve en la espalda. De estas últimas lesiones, cuatro de ellas afectaron al corazón y un pulmón. De hecho, una de las cuchilladas de la espalda atravesó por completo estos dos órganos vitales y le causó la muerte. “Fueron lesiones muy rápidas y seguidas”, apuntó una forense ante el tribunal popular al referirse a las nueve heridas que presentaba el joven en la espalda. “La víctima no se movió. Las nueve puñaladas estaban localizadas en el mismo espacio. Lo más probable es que él estuviera tumbada boca abajo cuando le apuñalaron por la espalda”, precisó. Las especialistas añadieron que hubo algún tipo de lucha o forcejeo.

Por otro lado, una médico de la prisión manifestó que el supuesto asesino, Marcos F.P., de 54 años, que se enfrenta a una petición de pena de 25 años de cárcel, estuvo sometido al protocolo antisuicidio en el centro penitenciario y que le fue diagnosticado un síndrome depresivo. Pese a este trastorno, indicó que el hombre está cuerdo.

El jurado popular visionó al final de la sesión de ayer, a puerta cerrada, los vídeos sexuales en los que aparecen la víctima y el imputado. Marcos F.P. se ausentó del juicio y se marchó a los calabozos para no ver las grabaciones.

Otro médico propuesto por la defensa mantuvo que el sospechoso sufrió un trastorno mental transitorio o una psicosis tóxica al haber mezclado cocaína y alcohol. “Esta mezcla es muy peligrosa”, recalcó el perito. Los análisis al acusado dieron positivo en cocaína, alcohol y un antidepresivo. Según su versión, puede ser que por ello no se acuerde de lo ocurrido. “Fue un ataque de ira sin control, estaba fuera de sí. Fue un brote de rabia”, concluyó ayer el facultativo, que explicó que el imputado padecía una alteración grave de la conducta. El detonante de su reacción violenta fue, según su parecer, el robo de las joyas, es decir, que el joven se llevara las alhajas de su mujer.