El joven mallorquín implicado en el crimen en Bruselas desapareció de la capital belga tras la agresión mortal y se refugió en Palma, donde vivía su familia, para intentar evitar su detención.

Unos días después del crimen, F.G.N. aprovechó sus vacaciones para viajar a Mallorca. Sin embargo, no regresó a Bélgica y envió una carta al hotel en el que había estado trabajando en la que anunciaba su intención de no reincorporarse al puesto. Pretendía así que la Policía no lo relacionara con el crimen.

Sin embargo, las detenciones de los otros dos implicados permitieron a los agentes descubrir que había participado en la agresión. El grupo de Delincuencia Internacional de la Jefatura de Palma descubrió que había regresado a la isla y lo detuvo cinco meses después del homicidio.