Pese a ser considerados hechos delictivos menores al no haber violencia, los hurtos son muy onerosos para las víctimas. Los expertos en sustracciones tienen una gran capacidad de acción. Hace apenas dos semanas, dos sospechosos de origen rumano consiguieron un suculento botín en un centro comercial de Marratxí. Se apoderaron de ropa por valor de 7.000 euros. Los dos hombres entraron en el establecimiento sin levantar sospechas entre los vigilantes de seguridad y fueron llenando sus respectivas cestas de plástico con ruedas. Cuando estuvieron repletas de género, los dos 'descuideros' abandonaron la superficie comercial sin que se activaran los dispositivos de alarma. Llevaban artículos valorados en 7.000 euros. La Guardia Civil investiga los hechos y trata de interceptar a los autores. En Palma, una pareja de ciudadanos rumanos fue sorprendida con un inhibidor de alarma casero que utilizaba en tiendas para burlar los sistemas de seguridad. Ambos fueron detenidos por la Policía Nacional y el juez de guardia dictó una orden de alejamiento del centro de la ciudad para uno de ellos. Días después, los agentes arrestaron a otros dos compatriotas también por hurtos en locales de Palma. Ambos quedaron libres al pasar a disposición judicial pero el magistrado les impuso también sendas prohibiciones de aproximarse a la zona de comercios del centro de la ciudad. Por otro lado, una turista extranjera fue víctima de los carteristas. Le sustrajeron 800 euros que llevaba encima sin darse cuenta.
