Los considerados mayoristas de Son Banya se sentaron ayer en el banquillo de los acusados. La Audiencia de Palma inició el macrojuicio contra una gran red de 30 narcotraficantes que presuntamente abastecía de cocaína y hachís el poblado palmesano entre septiembre de 2013 y junio de 2014. La organización, formada sobre todo por ciudadanos marroquíes, muchos de ellos con vínculos familiares, traficaba a gran escala con estupefacientes que procedían de los Países Bajos y de Marruecos. La banda supuestamente introdujo grandes alijos de droga en la isla mediante 'correos' y empresas de mensajería por vía marítima y también en avión y, una vez en Mallorca, las partidas eran distribuidas en Son Banya y en municipios como Algaida, Pollença y Alcúdia.

El presunto cabecilla del grupo, un joven de 33 años natural de Marruecos que está en prisión, se negó ayer a declarar ante el tribunal de la sección primera. "Me voy a acoger a mi derecho a no declarar", manifestó el acusado. Pese a ello, el fiscal antidroga de Balears le formuló una batería de preguntas y le puso los pinchazos telefónicos en los que aparecía su voz. El muchacho, que fue condenado en 2008 a tres años de cárcel por un delito contra la salud pública en Palma, pena que nunca llegó a cumplir al estar fugado de la justicia, permaneció impasible y en silencio en la sala durante el interrogatorio del fiscal.

El ministerio público destacó que el joven regentaba un local de kebab en s'Arenal y a finales de 2013 realizó varios viajes a Bélgica con el nombre de su hermano. Allí, supuestamente gestionó el envío de seis kilos de cocaína desde los Países Bajos y de otro alijo de otros dos kilos, que finalmente fue intervenido en el puerto de Palma. El fiscal reclama para el considerado líder de la organización 16 años de prisión.

Mientras, otros cinco procesados reconocieron los hechos ayer en la primera sesión del juicio y se conformaron con penas que oscilan entre los tres años y los tres años y nueve meses de cárcel y con multas que van desde el millón de euros a 30.000 euros.

Estos sospechosos admitieron haber colaborado con la red transportando droga y uno de ellos incriminó al jefe de la banda, con el que había hablado para introducir en la isla un alijo de 90 kilos de hachís. "Teníamos que cobrar 3.000 euros cada uno por hacer una entrega de hachís en Palma. Llegamos en barco a la isla procedentes de Valencia la madrugada del 30 de enero de 2014. Éramos dos. Teníamos que ir a recoger la mercancía a un polígono. Eran 90 kilos de hachís. Los mandamos por una agencia de transporte. Se los tenía que entregar a un chico en Palma. Yo conocía al cabecilla, fue uno de los que vino a recogernos al puerto de Palma y él me dejó un coche. Conmigo no hizo negocio de cocaína, pero él trabaja con varios productos. Yo he escuchado que trabaja con las dos cosas, cocaína y hachís", detalló el imputado, que aceptó tres años y nueve meses de prisión y un millón de euros de multa.

Otros dos 'correos' confesaron los cargos y admitieron que trajeron a Palma sendas partidas de hachís ocultas en dobles fondos de vehículos. "Yo vine desde Barcelona. Sabía que llevaba hachís, pero no la cantidad. Iba sola en el barco", aseguró la mujer, que pidió perdón al tribunal por sus actos. Le ofrecieron 2.500 euros, pero no cobró nada. Otro acusado relató que a él le prometieron 1.500 euros por viajar en barco a la isla con un coche que transportaba hachís el 31 de marzo de 2014. Según su versión, llevó el automóvil de Barcelona a Málaga, donde lo prepararon y cargaron, y luego regresó a la capital catalana, desde donde partió en barco hacia Mallorca.

Un octogenario marroquí también se conformó con tres años de prisión por guardar en una parcela varias cantidades de droga. "Se lo guardaba a un señor", indicó.

En total, la fiscalía ha alcanzado un acuerdo con 12 procesados, quienes se declararán culpables de un delito contra la salud pública a lo largo de la vista oral. El ministerio público inicialmente solicitaba para la organización penas que suman 263 años de cárcel y más de 22 millones en multas.

Mientras, la otra mitad de la banda no se conforma con las condenas. Uno de los hombres de confianza del cabecilla ayer negó los cargos y se desvinculó del entramado. La red tenía tres ramificaciones: una en Tarragona y dos en Palma, desde donde se organizaban los envíos de cocaína y hachís procedente de la zona del Benelux y Marruecos.