La Audiencia de Palma ha sido contundente. El tribunal de la sección primera ha condenado a 25 años y medio de prisión a Pedro Gabriel B.P., el informador de la banda de paramilitares que cometió una decena de asaltos a mano armada en domicilios de la isla entre 2011 y 2013. La sala le considera responsable de un delito de organización criminal, detención ilegal y cinco robos con violencia en casa habitada con uso de armas al haber aportado "relevantes, necesarios y trascendentes" datos a la red para perpetrar los atracos. Se trata del único procesado que no quiso pactar con el fiscal en el juicio y que proclamó su inocencia. La pena de cumplimiento efectivo para él es de 12 años de cárcel, la misma que para otros tres sospechosos que confesaron los hechos en la vista oral. La sentencia aún no es firme.

Cinco imputados de la banda, todos ellos en prisión, aceptaron una condena total de 304 años de cárcel en el denominado caso 'Kraken'. Cuatro de ellos habían sido militares y varios habían coincidido en el Regimiento de Infantería Palma 47 y también habían participado en misiones internacionales en Bosnia, Líbano o Afganistán. De hecho, durante los robos en los chalés utilizaron un fusil de asalto HK G36, un arma de guerra perteneciente al ministerio de Defensa. Los paramilitares no dudaban en amedrentar, golpear, retener y reducir a los moradores de las viviendas, a los que amordazaban y maniataban.

La Audiencia considera que el sexto sospechoso, Pedro Gabriel B.P., el informador de la organización, el único que está libre y que no quiso conformarse con los hechos, tuvo un papel clave. La sala "tiene la completa seguridad de que los hechos solo pudieron ejecutarse en la forma descrita en tanto que el plan criminal se nutrió de la relevante e imprescindible información suministrada por el procesado, de suerte que la participación de éste en aquellos hechos se revela como cenital" y como integradora de una cooperación necesaria.

El acusado, que trabajaba como guarda de seguridad, identificó a las personas de las que sabía que disponían de capacidad económica, entre ellas la empresaria María José Hidalgo, directora general de Air Europa, o un conocido joyero de Palma; identificó moradores de las casas y sus horarios; identificó también incluso por el nombre a la encargada de un restaurante de comida rápida, por lo que, en suma, orientó "eficaz y relevantemente" a los ejecutores materiales de los asaltos, quienes perpetraron los golpes con un previo conocimiento de las personas y los lugares donde iban a actuar, lo que facilitaba su irrupción y también su posterior huida.

No actuaban 'a ciegas'

"Sin duda, la información suministrada por el procesado permitió a los autores materiales no acometer las tan lesivas acciones 'a ciegas'", detalla el tribunal. La información facilitada, por tanto, no era accidental ni secundaria, sino "eficaz, necesaria y trascendente".

Además, la sentencia concluye que Pedro Gabriel participó en los robos de los que estaba acusado por las declaraciones de los coprocesados y que estas se encuentran arropadas por un consistente y sólido patrimonio de factores de corroboración de carácter objetivo. Así, los policías del grupo de Atracos y la Guardia Civil afirmaron que él era el "nexo de unión" de la mayoría de los asaltos, bien de forma directa por haber prestado servicios de guarda de seguridad en esas zonas, o bien de forma mediata a través de terceras personas, a través de su exnovia o pareja, que eran familiares o empleadas de las víctimas.

"Aceptar que la ubicuidad del procesado se deba a la casualidad o al puro azar, como sostuvo la defensa, supondría un exceso de credulidad incompatible con las reglas de la sana crítica y de la experiencia; resulta absolutamente inverosímil, resultaría de una ingenua candidez, aceptar que los seis robos descritos hayan tenido como víctimas a personas que directa o indirectamente habían tenido vinculación con él".