Dos cazadores furtivos se adentraron en la espesura de la Serra de na Burguesa y abatieron un cabrito utilizando armas prohibidas. Los sujetos no contaron con que todos sus movimientos habían sido observados por efectivos de la Guardia Civil. Los agentes les denunciaron por la infracción, al cazar en una zona considerada no cinegética, y les intervinieron el animal y el armamento.

Los hechos tuvieron lugar el pasado 17 marzo. Una patrulla del Servicio de Protección de la Naturaleza (Seprona) de la Guardia Civil se encontraba en la Serra de na Burguesa. De repente, dos cazadores furtivos se toparon frente a frente con los agentes del Instituto Armado.

En un intento desesperado por darles esquinazo, los furtivos se adentraron en la zona más boscosa. Sin embargo, los efectivos de la Guardia Civil fueron tras ello y no tardaron en darles alcance. A los dos individuos no les quedó otra opción que detenerse después de que los agentes les dieran el alto.

La sorpresa de los agentes del Seprona fue aún mayor al comprobar que estos dos cazadores portaban consigo la pieza que se acababan de cobrar. Tras abrir una mochila que portaban, los guardias civiles encontraron en el interior de una bolsa de plástico el cadáver de un cabrito. El cuerpo ya estaba desollado y le habían quitado la cabeza.

Asimismo, los efectivos del Seprona examinaron minuciosamente las armas que portaban para la caza furtiva y constataron que estaban prohibidas. En concreto, se trataba de dos arcos. Lo más llamativo es que habían cometido una serie de irregularidades muy significativas en las flechas.

Los dos furtivos no habían grabado el DNI en las flechas que habían utilizado para abatir al animal, tal y como es obligatorio. Además, los cazadores utilizaban puntas de arpón, un material terminantemente prohibido para esta práctica.

A continuación, los agentes del Seprona les denunciaron por practicar la caza en una zona catalogada como no cinegética. A continuación, les intervinieron los arcos y las flechas que utilizaron así como el cabrito que habían abatido. Finalmente, el animal muerto fue entregado a un centro de beneficencia.