Un monitor de un colegio de Palma negó ayer en la Audiencia Provincial en la primera sesión del juicio haber abusado sexualmente de tres niñas en el curso escolar 2010- 2011. El joven acusado, español de 31 años, rechazó de forma tajante haber sometido a tocamientos íntimos a las menores de tres años cuando estas dormían la siesta en un aula habilitada para ello en el centro educativo. El imputado, que se enfrenta a una petición de condena de la fiscalía de 12 años de prisión por dos delitos continuados de abusos sexuales, también negó haberles bajado los pantalones y su ropa interior, así como haber tenido erecciones mientras desempeñaba su trabajo vigilando y controlando a los alumnos de tres años en el comedor y en la sala de "dormilones" donde descansaban. "Yo no he hecho eso. Eso no es verdad", destacó ante la sala. Si bien, el joven admitió que se tumbaba en la colchoneta a nivel del suelo, junto a las niñas de tres años, y que les daba masajes en la barriga, por debajo de la manta y de su ropa, para lograr que se calmaran y que conciliaran el sueño. Según su versión, aplicaba las técnicas que le habían enseñado para tranquilizar a los escolares más inquietos que les costaba dormir.

El monitor imputado, que estuvo en prisión provisional casi un mes en abril de 2011, también recordó que una de las niñas se masturbaba. "A esa edad es normal, exploran su cuerpo. Yo intentaba calmarla y le decía que era la hora de dormir. Creo recordar que las instrucciones de cómo actuar en esos casos las recibí en la universidad donde estudiaba magisterio infantil", aclaró.

Por su parte, los padres de dos menores perjudicadas señalaron que sus hijas les explicaron que el monitor las tocaba en su zona genital y que no podían decir nada. "La niña no se quejaba porque sino él no le ponía un tatuaje", manifestó uno de los progenitores. En ambos casos los padres se percataron de lo sucedido cuando estando en sus respectivos domicilios sus hijas se abrieron de piernas y con su dedo empezaron a realizar movimientos en sus genitales. Ellas indicaron que su monitor del colegio las tocaba así. Poco después, las familias afectadas lo comunicaron a la escuela, que activó un protocolo.

En esas fechas, el sospechoso dejó de trabajar. Un profesor indicó ante el tribunal de la sección segunda que él informó al monitor de que había sido denunciado y que era mejor que dejara el centro educativo. "Él se sorprendió, negó los hechos y dijo que podía hablar con la familia", apuntó el maestro. El docente mantuvo que en 2011 saltaron las alarmas cuando otra empleada comunicó sus sospechas. Según puntualizó, hicieron turnos de vigilancia en el aula de 'dormilones' pero en dos meses no vieron "nada extraño". El testigo reconoció que en un primer momento no le dijo nada a la directora del colegio porque era la madre del sospechoso y no tenían nada confirmado.

El acusado explicó que desde el centro educativo le recomendaron pedir una baja médica. "Después de esa noticia, no estaba en condiciones de trabajar", recalcó. El joven detalló que las víctimas eran niñas muy inquietas a las que les costaba mucho dormir. "No tenía una relación especial con ellas, era normal. Me tumbaba junto con ellas y les daba masajes en la barriga. Es una técnica muy efectiva. Jamás les toqué la vagina ni les hice masajes ahí. En ningún momento les bajé las braguitas", añadió. "Es imposible que otra monitora me viera con una erección en el trabajo", zanjó el imputado, quien alegó que esta trabajadora iba detrás de él y él no le hacía caso. "Notaba que yo le gustaba. Ella me enviaba mails de carácter pornográfico en 2011 que yo no respondía ni atendía. No abrí ningún correo de esos", aclaró. El joven apuntó a que esta monitora actuó por despecho. "No se me ocurre otro motivo. Yo no he hecho nada de eso. Solo lo puedo achacar a malos entendidos o malas interpretaciones", alegó.

Otra empleada descartó que esa monitora fuera detrás del joven y subrayó que el acusado tenía preferencia por algunas niñas en concreto. "Él a veces se quedaba dormido en la colchoneta con las niñas. Alguna vez les acarició la barriga. Yo nunca, yo les acariciaba el cabello y les contaba un cuento", indicó la mujer. El juicio continúa el próximo lunes. La fiscal pide 12 años de cárcel, la inhabilitación para trabajar con niños durante ese tiempo y una orden de alejamiento. El abogado defensor solicita la absolución.